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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director australiano de origen teatral Neil Armsfield, lleva a la pantalla la novela del debutante Luke Davies, que cuenta el descenso a los infiernos de la droga de una joven pareja que están locamente enamorados, Candy, una estudiante de pintura, y Dan poeta aficionado, que no da un palo al agua, que la inicia a ella en este juego peligroso.
La novela, como la película, está dividida en tres partes: cielo, tierra e infierno que marcan las facetas en las que se ven inmersos los protagonista, que son las etapas del proceso de desintegración de la persona y finalmente de la pareja.
Todo es dulce y placentero al principio cuando viven su amor y su pasión sin límites, pero cuando son agarrados por la adicción, se ven metidos en un callejón sin salida, teniendo que engañar a los padre de ella, acudir a un profesor, drogadicto como ellos, que les presta dinero y, finalmente, acudir al robo y a la venta de su cuerpo a través de la prostitución para conseguir las dosis de drogas que les requiere su cuerpo.
Es este un camino de sobra conocido, que ha sido tratado en multitud de ocasiones por el cine y que por ello nos suena a ya visto.
Al principio es un lecho de rosas, pero luego viene el matrimonio con la heroína, la enfermedad, el desenganche temporal, la recaída, el refugio en la violencia y a veces se llega a la sobredosis y finalmente a la muerte.
Todos estos pasos previsibles nos llevan a ese universo, finalmente deprimente, como resulta toda la la visión de esta cinta.
Esta película no aporta nada nuevo sobre el tema y el interés está en el trabajo de los actores, en la rentalibilidad que sepan o puedan sacarles a sus interpretaciones o a la puesta en escena si la dirección acierta a ello.
En este caso el origen teatral del director hace que se centre más en los actores a los que saca una buena actuación.
Por otra parte no acaba de comprenderse cómo esos padres no se preocupan por sus hijos o no tienen el más mínimo contacto, tan solo cuando ellos los visitan, muy de tarde en tarde, pero no se enteran de cómo viven, de qué viven y ni siquiera en donde viven.
Por otra parte de los padres de él no se tienen ni noticia.
Un relato cruel y descarnado que narra el apasionado y destructivo amor de esta pareja que sucumbe al poder de atracción y la tiranía de la droga llevado a cabo de forma plana, con cierta frialdad y belleza estética en la fotografía realizada con discreta solvencia que explota el potencial dramático de sus actores.
'Candy' (2005) compitió en el Festival de Berlín.
Premio mejor actriz (Abbie Cornish) y mejor secundario (Geoffrey Rush) del Círculo de críticos australianos. Premio mejor guion adaptado del Gremio de escritores australianos. Premio mejor guion adaptado del Instituto de cine australiano.
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