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CRITICA
Por: PACO CASADO
La acción se desarrolla en Londres, en el año 1963.
Los sesenta no han hecho sino comenzar y los Beatles son sólo un grupo más de pop de Liverpool.
Para Buster Edwards, un ladronzuelo de poca monta que alimenta a su embarazada mujer y a su hija gracias a los pequeños hurtos que lleva a cabo casi a diario, son unos tiempos difíciles.
Lo que roba no le alcanza.
Se esconde para no pagar el alquiler del piso y discute constantemente con su mujer acerca del dinero que no le alcanza.
Un día Buster, y su amigo Bruce Reynolds oyen un rumor acerca del tren Correo y la enorme suma que transporta, de forma que planean un asalto que, de ser un éxito, sería el más grande de la historia.
Mientras Buster prepara el audaz golpe con la que será su banda, su mujer pierde trágicamente la criatura que esperaba.
Pero el plan sigue adelante y se lleva a cabo con éxito.
Buster llega a casa con 150.000 libras que le han correspondido en el reparto, pero pronto, las noticias indican que la policía ha encontrado las huellas dactilares de los ladrones y pueden caer sobre su pista de inmediato.
La familia Edwards deberá ir cambiando de domicilio mientras diversos miembros de la banda van cayendo en manos de la policía y recibiendo duras penas.
Finalmente, Buster, su mujer y su hija, vuelan a Acapulco, México, donde siempre había soñado poder vivir, disfrutando del sol y del dinero que ahora posee, pero....
El cine inglés que, salvo ocasiones, parece engullido por el norteamericano, de vez en cuando, nos da muestras de su producción propia.
Y a decir verdad existe una nueva generación que está haciendo un cine moderno y un tanto diferente que a veces consigue buenas cotas de interés y de calidad artística.
No obstante sigue existiendo otro, que podríamos llamar más clásico, siguiendo una línea de cine anterior, que no se ha actualizado.
Y no nos referimos en este apartado a las clásicas superproducciones de David Lean o Richard Attenborough, sino a esa producción media a la que pertenecen directores como el que se encarga de esta cinta, David Green, que hiciera en su día, muy correctos melodramas para esos momentos, y que con esta nueva película aborda un tema totalmente diferente.
En esta ocasión toma a dos de los personajes que efectuaron aquel famoso atraco del tren Correo de Glasgow en el año 1963, que en compañía de otros compañeros consiguieron un suculento botín de tres millones de libras.
Todos, a excepción de estos dos, fueron atrapados por la justicia.
Los dos protagonistas consiguieron escapar y marcharse a Acapulco.
Cuando uno de ellos, el llamado Buster Edwards, ladronzuelo de tres al cuarto, que quiso remontar el vuelo con un golpe de envergadura, es perseguido por la justicia, huye con su familia a México, es ahí donde tendrá sus auténticos problemas: inadaptación, nostalgia, arrepentimiento, no del delito, sino de no haber calibrado bien las consecuencias.
Terminó por entregarse porque su esposa no se adaptaba a la forma de vida mexicana, siendo condenado el 9 de diciembre de 1966 a quince años de cárcel.
Este argumento, que ofrecía grandes posibilidades para haber hecho un thriller y que de hecho así se llevó a la pantalla en su día en dos films anteriores, volvió a ser tocado al cabo de los años, cuando ya había perdido actualidad, con un cierto tono de comedia, aunque sus autores no terminan por decidirse si tomarse la cosa totalmente a bromas, en lugar de hacer una cinta policiaca, en toda regla, como mandan los cánones clásicos.
La película tan sólo aprovecha la posible vis cómica que pudiera tener el protagonistas, interpretado por Phil Collins, más conocido como músico rockero, batería del grupo Génesis y compositor de la canción Two hearts, perteneciente a la banda sonora, que consiguió el Globo de Oro a la mejor canción y una nominación al Oscar.
También Julie Walters fue nominada por el excelente trabajo en este film, veterana actriz inglesa que ya dio muestras de su buen hacer en anteriores títulos para el cine.
David Green efectúa una dirección que no toma partido, por otra parte, por el drama que supone las relaciones internas de la familia, con la esposa, la madre y su hija; al no ser una obra típicamente policiaca no intenta sacarle partido al planteamiento y ejecución del robo, que tenía también su suspense.
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