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CRITICA
Por: PACO CASADO
A Arthur Penn se le conoce como un director desmitificador.
No hay más que repasar su filmografía y en cada título nos encontramos con esta característica; lo hizo en el género de gángsters con 'Bonnie and Clyde' (1967), con el de agentes secretos en 'La noche se mueve' (1975) y sobre todo en el del Oeste, tema éste en el que más ha incidido, ya que lo hizo con la ficgura de Billy el Niño en sus comienzo con 'El zurdo' (1958), su ópera prima para el cine, y posteriormente en defensa del indio en 'Pequeño gran hombre' (1970) y ahora vuelve a esta desmitificación del Oeste, del cuatrero que roba caballos, del defensor o guardaespaldas, del matón profesional, del pistolero por condición que es llamado para conservar la integridad de un terrateniente que se ha tomado la justicia por su mano al colgar a un ladrón de caballos y que se ha visto pagado con la misma moneda en la figura de su capataz, temiendo que a continuación le toque también a él.
En este ambiente, en 1880, en los saltos del río Missouri que le da título al film en España, ha situado este incansable luchador contra la violencia que es Arthur Penn esta historia.
La de un cuatrero, ladrón de caballos, que ha de enfrentarse con un pistolero a sueldo.
Toda la trama está pensada en este doble enfrentamiento.
Por una parte de personajes, que Arthur Penn rehuye que sea de la forma ya habitual, pistola en mano en la polvorienta calle de un pequeño pueblo.
Ua vez más quita toda emoción a este encuentro, haciéndolo por sorpresa al final.
Y por otra parte el duelo a nivel de actores.
No cabe duda de que la cinta ha sido montada para que sea un gran show de cara a la taquilla.
Por un lado Marlon BNrando, por otro Jack Nicholson, dos actores super famosos, dos colosos frente a frente, como diría la publicidad.
Un duelo interpretativo en el que para nosotros sale ganando el segundo, ante la pose engreída de un Marlon Brando que se rodea de una aureola que le puede perjudicar posteriormente en su carrera.
Y detrás toda una galería de personajes con personalidad propia, tratados con hondura y profundidad.
Hasta el insólito de la chica del ranchero en el que hace su debut Kathleen lloyd.
Pero quien de verdad se luce es Michael Bttler con su espléndida fotografóia de tonos viejos y filtro amarillos.
El guion de Tomas McGuane peca de densidad y hubiera sido preferible sacrificar belleza estética en pro de una mayor agilidad en el montaje.
Arthur Penn continúa dmostrando que es un gran director capaz de hacer una película del Oeste como es ésta.
Es un western con caballos, ranchos, linchamientos, asalto al tren, juicios populares, reunión de ganaderos para acabar con los ladrones de caballos, etc.
Thomas McGuane, el guionista, es natural de la región y ha adornado la historia con coloristas pinceladas locales.
'Missouri' (1976) vale, pues, por esos pequeños detalles y personajes que se alejan del estereotipo, por un notable sentido del humor que suaviza la violencia sádica de algunas escenas, por ese implícito homenaje a la tradición, por sus estupendos actores principales en plenitud de divismo (Jack Nicholson y Marlon Brando), por la excepcional calidad de la fotografía de Michael C. Butler, sin lucimientos de ningún tipo, con unos tonos dorados y ocres en los escenarios interiores que son verdaderamente singulares.
Con 'Missouri' (1976) el director Arthur Penn realiza un film denso, que avanza con una curiosa narrativa, para desembocar en una situación única en la que los personajes se van eliminando paulatinamente y culmina en un final desencantado tan propio de él.
Esta historia de cuatreros y de un protector a sueldo de un terrateniente, contiene el tono amargo de las cintas de Arthur Penn, menos matizado que otras veces, sin la terminación de anteriores películas suyas pero con su sello que es realmente inconfundible.
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