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CRITICA
Por: PACO CASADO
Basado en la novela de Daniel Quinn, hay en ella una denuncia ecológica de protección a los animales y otra social en el trato inhumano de los presos de una cárcel.
Un célebre antropólogo, el doctor Ethan Powell, que estudia a los gorilas, dejando la sociedad para vivir en la jungla, ve cómo unos cazadores matan el objeto de su trabajo, y él le ocasiona la muerte a dos de ellos.
Acusado de asesinato es encarcelado y trasladado a Estados Unidos por la policía ugandesa donde es internado en una institución mental de Florida donde se encierra en un mutismo de dos años, lo que imposibilita que se vea su causa.
Un joven psicólogo, Theo Caulder, logra comunicarse con él y se hace cargo del caso, logrando sacarle de su silencio y que le cuente lo ocurrido y porqué mató a los dos cazadores furtivos.
De esta forma Theo se introduce en un mundo que está más allá de la posible comprension humana, por lo que el tema no es tan sencillo como había imaginado.
Por su parte Ethan cambia la opinión de Theo de las cosas para siempre.
En el aspecto carcelario es donde se dan los mayores tópicos con personajes como el despótico vigilante, el director que se ha acomodado a lo fácil y el médico que ha tirado la toalla accediendo a todo lo que le mandan sin rebelarse contra un sistema sanitario denigrante.
El resultado es un film correcto, con una dirección que da ritmo a las secuencias.
La música subraya los momentos más dramáticos.
Una cinta interesante.
Ganadora del Premio Génesis.
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