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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director Frank Capra, durante una época, fue el rey indiscutible de la comedia norteamericana, aunque los críticos, de algunas décadas después, lo despreciaran, volviendo a tomar su merecido prestigio al cabo del tiempo.
Fue un realizador que con mano fuerte dirigió también documentales militares durante la Segunda Guerra Mundial y en otros momentos hizo dramas que llegaban al corazón de los espectadores.
Ahí quedan algunos títulos famosos suyos como 'Un gángster para un milagro' (1961), 'Juan Nadie' (1941) o 'Que bello es vivir!' (1946), entre otros.
Existe también otro Fran Capra, el maestro del ritmo, un talento cinematográficoi que lo mostró en 'Arsénico por compasión' (1944), 'Caballero sin espada' (1939) o esta que comentamos 'Sucedió una noche' (1934), toda una gran comedia.
Aquí cuenta la historia de un encuentro fortuito de dos personas. una caprichososa millonaria y un vividor periodista,
y los enredos que el hecho desencadena, con secuencias realmente memorables, como la del célebre autostop o la de la casta manta que separa la camas del presunto matrimponio, que caera al fin.
De camino se da un repaso al país de la forma más agradable: haciendo reír al espectador.
Una interesante comedia clásica que muestra la tardicional guerra de los sexos en estado puro: una guapa y coqueta heredera que siempre está discutiendo con su padre a causa de sus innumerables y estúpidos pretendientes, abandona la mansión familiar y huye en autobús a Nueva York.
Durante el viaje conoce a un periodista audaz.
Se hacen amigos, se gustan y deciden viajar juntos haciendo autostop.
Pero él descubre quién es su compañera y piensa que ha encontrado el reportaje de su vida.
Se trata de una comedia ligera, llena de gags y de situaciones cómicas, que se sigue manteniendo hoy tan fresca como el día de su estreno, con escenas memorables como la del ascensor o la de las Murallas de Jericó.
Fue rechazada por las grandes estrellas de su época, Constance Bennett, Myrna Loy, Robert Montgomery, pero Capra convendió a Claude Clobert, pagándole el doble de su salario, y Clark Gable fue cedido por M.G.M a la Columbia para este papel, pero tampoco estaba muy convencido.
El éxito de taquilla fue tal que la Columbia pasó a formar parte de las grandes productoras de Hollywood.
Como anécdota cuenta la leyenda que en una de las escenas Clark Gable se quita la camisa y no lleva nada debajo, lo que hizo descender la venta de camisetas en todo el país.
El logro en la taquilla fue refrendado por la obtención de cinco Oscars: mejor película, actor Clark Gable, actriz Claude Colbert, director Frak Capra y guion adaptado de Robert Riskin.
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