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CRITICA
Por: PACO CASADO
Después de la revelación que supuso su debut como director cinematográfico con 'Enrique V' (1989) y el cambio brusco que dio con 'Morir todavía' (1991), Kenneth Branagh, nos presenta ahora su tercera película, 'Los amigos de Peter' (1992), llevada esta vez a cabo sobre un guion ajeno y enmarcada en la amplia tradición del cine británico.
Un grupo de amigos, tras la celebración de la fiesta de graduación, se separan cada uno por su lado.
Diez años después uno de ellos, Peter Morton, convoca a los seis compañeros de clase y dos nuevos amigos tras la muerte de su padre y heredar una gran mansión para pasar el fin de año del 92, recordando los buenos momentos del pasado.
Peter se ha quedado solo, sin sus padres y ha decidido llevar a cabo su deseo de invitar a sus mejores amigos de Cambridge a la gran mansión que ha heredado.
Son sus amigos entrañables del colegio y la universidad a los que casi nunca ve y que con ellos organizaba las obras de teatro y revistas musicales.
Todos ellos van llegando y empiezan a surgir los problemas, sus sueños y sus esperanzas rotas por matrimonios de conveniencia.
El único que se salva es Peter, que parece ser el más feliz de todos, pero que guarda un secreto inconfesable hasta el final.
Tras un breve prólogo se pasa directamente a lo que constituye el cuerpo del film, la reunión de amigos que van saludando a Peter y a continuación de las presentaciones de los nuevos miembros o parejas de los del equipo, se instalan y comienza la relación entre ellos.
Poco a poco vamos conociendo sus problemas y relaciones personales, sus frustraciones o sus triunfos tenidos durante esos diez últimos años.
Las copas y la buena comida, hará que poco a poco vayan cayendo las máscaras y conozcamos sus verdaderos rostros, la infelicidad de Andrew el escritor y guionista de tv emigrado a Hollywood y casado con Carol una actriz de seriales cuyo matrimonio hace aguas, la intranquilidad de la pareja de Roger y Mary tras perder a uno de los gemelos que están siempre pendientes del teléfono, La diseñadora de vestuario Sarah acompañada por el actor Brian su último novio en dos semanas, o la pobre Maggie Chester, soltera, dispuesta a conseguir pareja para abandonar su soledad.
Todo un ramillete de caracteres encarnados por buenos actores en la larga tradición del cine británico, con gran calidad en las interpretaciones de sus correspondientes personajes, sobresaliendo especialmente Emma Thompson en el papel de Maggie.
Esta historia recuerda en algunos momentos a Reencuentro, de Laurence Kasdan, pero sólo en cuanto a que se trata de una reunión de amigos que se ven al cabo del tiempo.
Aquí el planteamiento es más lineal y diferente a aquel.
Lo que en un principio parece que va discurrir por los caminos del cinismo, la acidez en una comedia agridulce, termina siendo todo un canto a la amistad y la comprensión de todos con el anfitrión que guarda en secreto el motivo de la reunión hasta el final,
El espectador tarda un poco en entrar en la trama de este divertido enredo e incluso el abuso de los diálogos lo hacen un poco teatral, pero conforme avanza va desapareciendo el fantasma de la falta de ritmo a base de una interesante puesta en escena con un Kenneth Branagh comedido como actor.
Premio Saint Jordi a la mejor película extranjera. Premio del cine británico a Emma Thopmson. Premio NBR.
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