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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los directores Gualterio Jacopetti y Franco Prosperi causaron un gran impacto con su película 'Este perro mundo' (1962) al recoger en ella una serie de imágenes reales de cosas, costumbres y hechos que ocurrían a lo largo del ancho mundo que eran unos sucesos insólitos que llamaron la atención al ser conocidos mediante la pantalla de un cine.
Si mal no recordamos era un documental auténtico, real, bien construido y con una maravillosa música de Riz Ortolani que se hizo sumamente popular cuando se editó en disco.
Tras el éxito de aquel film ambos se lanzaron a rodar este otro, 'Adiós, tío Tom' (1971) que les llevó cuatro años su realización y cuya acción se sitúa en el sur de los Estados Unidos antes de la Guerra Civil, cuando tenía lugar la trata de esclavos.
Pero éste, a diferencia de aquel, se trata de un documental reconstruido en una buena parte del mismo, con algunas escenas documentales que son reales.
En esta ocasión el proyecto no dejaba de ser ambicioso.
Se trataba de reflejar en él el tema de la esclavitud negra a lo largo de los años en los Estados Unidos, a través de los millones de hombres y mujeres afroamericanas que fueron tratadas como esclavos y vendidos como si de ganado se tratara en lugar de personas humanas.
Era trasladados a Norteamérica hacinados en los barcos, enfermos en ocasiones, desnutridos en otras, incluso castrados a veces o empleados como sementales de reproducción y siempre como un gigantesco negocio.
Los autoras de la cinta en esta ocasión han tendido más a la comercialización de la misma que a intentar ofrecer un documento real y denunciar unos hechos que indudablemente ocurrieron.
Su intención no es otra que la de sorprender constantemente al espectador con escenas ciertamente de una gran dureza cuando no agresivas.
El guion es casi inexistente, sin llevar una línea recta en la narración, ni contar una historia, sino que va de aquí para allá, de la actualidad a la antigüedad, por lo que el resultado es bastante desigual.
A decir verdad, la película interesa más por lo que cuenta que por cómo lo dice, pero lo que se nos muestra de ser así como sucedieron los hechos, debió ser una auténtica pesadilla por la forma en que eran tratadas esas criaturas hace doscientos años.
Ante las imágenes que se nos presentan invita a reflexionar sobre el comportamiento del ser humano para con sus semejantes, que en el fondo es lo que pretende.
Una vez más hay que destacar la inspirada partitura musical de la banda sonora compuesta por Riz Ortolani.
La versión que se ha visto en España está bastante aligerada de metraje con respecto a la original italiana.
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