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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando hace unos años en la Semana de Cine de Valladolid tuvimos ocasión de contemplar la primera película de Sydney Pollack, "La vida vale más", intuimos que había en él un realizador con posibilidades que nos había dado una primera muestra válida de un cine interesante.
Después su carrera, sin embargo, fue un tanto irregular. "Propiedad condenada", "Camino de la venganza", "La fortaleza" y "Danzad danzad malditos", dan muestra de ello.
Y ahora nos llega "Las aventuras de Jeremiah Johnson", posiblemente su film más logrado, aunque no llegue a ser una obra maestra como algunos pregonaron en sus críticas.
Como casi siempre ocurre en los largometrajes de Pollack, aquí también hay un tema interesante como base, con una narración lenta, con recreo en las imágenes y en la contemplación de la propia naturaleza que llega a veces a erigirse en protagonista de la película.
Porque es ella la que proporciona a Jeremiah Johnson ese mundo ideal que busca, tras huir de la civilización y aislarse en la montaña a manera de Robinson Crusoe, y donde ha de luchar para sobrevivir, aprender a cazar para alimentarse y construirse su hogar, que se verá también poblada por una mujer y un hijo adoptivo.
El protagonista huye del valle, que aquí simboliza civilización y busca soledad y paz en la agreste y salvaje montaña.
Pero allí donde hay hombres hay posibilidad de guerra, y éstos le arrebatan a su mujer y le impulsan de nuevo a matar.
Imágenes plenas de inusitada belleza, con álito poético en ocasiones, con fuerza en otras, pero tal vez un tanto inconexas entre sí, sirven al director para mostrarnos y servirnos su idea de la búsqueda de un mundo nuevo en el que pudiera existir la paz y la concordia entre los hombres.
Robert Redford como protagonista y casi único autor de renombre en el reparto encarna con naturalidad y gran acierto al héroe de este film de aventuras, con aire de documental, que nos recuerda a otras obras clásicas de este tema, y que quiere ser una especie de canto a los pioneros y colonizadores de tierras salvajes.
Bella fotografía en perfecto colorido y una espléndida balada de fondo que sirve de unión a las imágenes, clave en el mensaje del film.
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