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CRITICA
Por: PACO CASADO
Todos sabemos que el cine español nunca ha estado bien, aunque unas veces su producción haya sido más abundante que otras.
No hay mucho dinero para producir o las políticas de producción no son las más adecuadas.
Pero a veces hay algunos avispados que se inventan un argumento en plan road movie que se desarrolla por zonas costeras y sacan a las diputaciones y delegaciones de turismo el dinero necesario para producir una película y de paso que se lleven el fruto de esta promoción.
Así ha hecho Antonio del Real uno de los directores adictos a la comedia en este país, situando esta historia en la costa levantina en la mayor parte de su argumento en el que dos pobres marginados, no muy agraciados por la fortuna, Augusto un taxista divorciado que vive con Melquiades, su suegro, que tiene demencia senil y Julio, un antiguo especialista de cine que no tiene trabajo, se comprometen a transportar un alijo de droga desde Madrid a Perpignan, a cambio de un millón de euros, teniendo que sortear a la mafia que les acosa para que no lleguen a su destino y cargando con el suegro y dos prostitutas, Lola y Emma, que terminan por sacarlos del lío en que se han metido.
Un guion sencillo, con un argumento previsible, con algunas chispas de ingenio y una realización funcional.
En la interpretación destaca la seriedad de Juan Echanove y Antonio Gamero, que habla hasta con las farolas, y los cortos papeles de Mariola Fuentes y Antonio Resines.
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