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CRITICA
Por: PACO CASADO
A la hora de embarcarse en una nueva gira alrededor del mundo, la cantante pop Skyle Riley experiementa una serie de sucesos cada vez más terroríficos que no tienen la menor explicación.
Agobiada por esos horrorosos hechos y por otra parte la presión que sobre ella ejerce el ser famosa, se ve obligada a hacer frente a su oscuro pasado para recuperar el control de su vida antes de que sea tarde.
Se trata de la secuela de 'Smile' (2022), que fue la más taquillera de ese año, en la que una psiquiatra, la doctora Rosse Cotter, se enfreta en este caso a una famosa cantante estrella de la música pop a nivel mundial que sufre de constantes pesadillas y alucinaiones, debido a un aparatoso accidente de coche en el que murió Paul, su novio, y ella salió ilesa.
Lleva un año alejada de los escenarios y acaba de regresar planteándose una gira a nivel mundial.
La historia se lleva casi toda una primera parte sin dar explicación de lo que sucede que comienza cuando la protagonista ensayando una coreografía nota un pinchazo en la cadera que aunque dice que no es nada, sin embargo siente dolor y va en busca de unas pastillas a casa de un drogata que se suicida ante sus ojos.
Ahí queda algún cabo suelto y en la segunda parte alguien desconocido le llama y le explica el origen del mal que le afecta para lo que exige una solución extrema.
La pobre Naomí Scott, cantante y actriz británica, se carga con la mayor parte del trabajo ya que que está todo el tiempo en escena y a decir verdad saca adelante con gran dignidad y merito su desquiciado personaje protagonista de la cantante pop, siempre vigilada y acosada por su propia madre.
Kyle Gallner vuelve a tener su papel de la primera mientras que Parker Finn repite a los mandos de este argumento y guion creados por él mismo y en el que escoge el mismo esquema de la primera, esta vez con una cantante y algunas constantes en la realización con respecto a la anterior, como los mismos golpes de efecto, apariciones por sorpresa de horribles personajes fruto de las pesadillas y alucinaciones de la protagonista, elevación de la ruidosa música, etc.
Una vez más se abusa de un metraje excesivo sin necesidad que lo unico que hace es repetirse en muchos momentos y alargar escenas innecesariamente en busca del sobresalto y el suspense.
Parker Finn ha retrocedido con respecto a su ópera prima en cuanto a los logros estéticos conseguidos en aquella.
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