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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine peruano no es ciertamente de los más fuertes del Nuevo Continente y su producción es escasa. Por ello no es extraño que se alíe con España y Alemania, en este caso, para poder llevar a cabo 'Bajo la piel' (1996) que nos resulta bastante digna para ser de una producción tan pobre.
Es doblemente meritorio que un realizador destaque en una cinematografía así, tal vez por ello Gerardo Herrero, coproductor de esta cinta, dice que Francisco J. Lombardi es el director peruano por excelencia, porque desde luego no hay muchos más.
Lo cierto es que con un guión de Augusto Cabada se ha llevado a cabo este largometraje que si no nos equivocamos es el octavo de la filmografía de Lombardi, que la conocemos prácticamente al completo, puesto que cada una de sus películas han pasado, año a año, por las pantallas del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
En los locales comerciales españoles se conocen La ciudad y los perros, La boca del lobo, Caídos del cielo (que no se vio en Sevilla) y ahora 'Bajo la piel' (1996).
Nos resulta un film que se ve con interés. Aunque lento en la primera mitad, va tomando fuerza en la segunda parte. Al comienzo se plantea la incógnita de los asesinatos de cuatro jóvenes de los que tan sólo han aparecido las cabeza, sin ojos. Según se sabe es un procedimiento que se empleaba en la cultura precolombina moche, que daba mucha importancia a las cabezas. Y sirve también para presentarnos a los personajes: el inspector Percy Como, la doctora, el alcalde, su hijo...
En la segunda mitad entra en la trama otro conflicto: la rivalidad amorosa del inspector y el hijo del alcalde por la doctora. La casualidad le da oportunidad al primero de llevar a cabo una venganza, mediante un crimen que tal vez quede impune.
El guión deja algunos cabos sueltos o no es demasiado riguroso e incluso resulta tramposillo en algunos momentos con idea de introducir al final un poco de suspense. No obstante desde el punto de vista de la realización nos resulta bastante correcta.
De los actores José Luis Ruiz da el personaje del hombre acomplejado, tímido, inseguro, al que le presta buena réplica en el papel de la doctora la española Ana Risueño, actriz cuyo rostro destila un cierto encanto que dice mucho en su interpretación.
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