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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tobian y Almut se encuentran casualmente de una manera sorpresiva, tras ser atropellado por ella sin que se produzcan graves daños, aunque ella lo traslada al hospital y permanece al pie de su cama hasta que recobra el conocimiento, ya que tan solo tiene un brazo en mal estado y un corsé en el cuello.
Pronto es dado de alta ya que el hospital no tiene muchas camas disponibles.
En agradecimiento por sus atenciones, él la lleva a cenar y tras conocerse, se caen bien, y en ellos nace una amistad que les llevará a estar un tiempo juntos hasta terminar enamorándose.
Ese encuentro fortuito hará que se produzca un cambio radical en el desarrollo de sus respectivas vidas.
A partir de ese momento se enamoran y llegan a construir un verdadero hogar convirtiéndose en una familia de verdad.
A partir de ahí llevarán a cabo un desafío del tiempo y conforme transcurren los días van aprendiendo a apreciar cada momento que se les presentan aunque sus vidas transcurran por un camino ciertamente convencional, en el que el amor entre ellos no falta en ningún momento de sus vidas ya que siguen profundamente enamorados.
John Crowley es el director irlandés encargado de la realización de esta amable coproducción entre el Reino Unido y Francia, que constituye una comedia amable sin muchas complicaciones ni tampoco tiene otras pretensiones que divertir a un espectador que sea muy exigente.
Su filmografía se compone de una docena de títulos entre película realizadas para la televisión y otra para el cine, como es este el caso y del que recordarán algunas de ellas como 'Hay alguien ahí?' (2008), 'Brooklyn' (2015) o 'El jilguero' (2019), entre otras.
Por su parte Andrew Garfield y Florence Pugh hacen una pareja muy agradable que se suma a los logros de esta entretenida comedia.
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