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CRITICA
Por: PACO CASADO
Un accidente aéreo hace que caiga en una base soviética de Siberia un avión que iba de Londres a Tokio.
En el avión vuela Nikolai, un bailarín ruso que huyó de su país y que, pese a los ocho años transcurridos, es detenido como desertor.
Por otra parte, está en Siberia Raymond, otro bailarín, éste de claqué, que a su vez es fugitivo de Estados Unidos, durante la guerra de Vietnam.
Se ha convertido, con su esposa Daria, en un elemento leal, pero caído en desgracia ante el Kremlin, trabaja solo, apartado del centro del país.
La KGB, para darle una nueva oportunidad, le encarga la vigilancia de Nikolai, que es llevado a Leningrado, a su antiguo piso, siempre vigilado por Raymond y su esposa.
Terminan, lógicamente, por hacerse amigos, soñar con la libertad y preparar una fuga en la que les ayuda Galina, la chica que Nikolai dejó abandonada al huir.
Nikolai se siente atraído por Daria, la esposa del negro, pero en lo único que piensa es en la huida, que intenta por fin una noche.
Raymond, a última hora, se queda atrás para cubrir la huida de Nikolai con su mujer.
Perseguidos de cerca por la KGB buscan llegar ante el consulado americano, donde se celebra una fiesta, y son los invitados los que impiden que les maten allí mismo.
Raymond es luego puesto en libertad mediante el sistema de canjeo por un espía soviético-cubano en poder de los americanos.
El director Taylor Hackford ganó un Oscar con su corto 'Teenager Father' y después hizo cuatro películas, todas ellas conocidas en España: 'Forjador de ídolos' (1980), 'Oficial y caballero' (1982) y Contra todo riesgos y ahora Noches de sol (1985), cuyo extraño título está tomado del curioso fenómenos como sol de medianoche, que es habitual en las regiones del norte de Rusia, que en determinadas época del año no se pone el sol durante la noche.
En este nuevo film nos cuanta esta historia de un bailarín ruso que escapa a Occidente, pero un accidente de aviación en Siberia mientras iba camino de una gira a Japón, le hace caer de nuevo en manos de sus compatriotas los rusos.
Este incidente le hace conocer a un bailarín americano de claqué que se encuentra en la Unión Soviética, tras huir de los horrores de la guerra de Vietnam.
Así tenemos el enfrentamiento entre dos mundos, el occidental y el oriental, la libertad y la represión, la danza clásica y el claqué, el racismo entre un hombre blanco y otro de color, el arte y la política.
Quizás sean demasiados temas para tratar en un solo film y se hayan tenido que simplificar para que sean asequibles a todos los públicos y estos salgan contentos con el distraído espectáculo.
Al mismo tiempo se han mezclado las clases de danza con diversos números coreográficos que son de lo mejor de esta cinta, para lo que reincide en situaciones similares en dividir las ideologías en buenos y malo lo que le da un cierto tono propagandístico aunque no se haya pretendido, con personajes de una pieza.
Ha contado con el bailarín Mikhail Baryshnikov, cuya vida es similar al del relato de esta historia, que tan solo habla hecho un breve papel en otra película anterior.
Como oponente está Gregory Himes, el descubrimiento como bailarín de claqué en el film 'Cotton Club', de Francis Ford Coppola, e Isabella Rossellini, la hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini, que interpreta un personaje importante por primera vez en el cine norteamericano, que recuerda extraordinariamente a su estupenda madre.
Está muy cuidada la banda sonora, mientras Taylor Hackford sale airoso de su trabajo, aunque no sea brillante.
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