Título: |
CINCO METROS CUADRADOS |
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Tit. Orig.:
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CINCO METROS CUADRADOS |
Nacionalidad: |
ESPAÑA, 2011 |
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Dirección: |
MAX LEMCHE |
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Guión: |
PABLO REMÓN, DANIEL REMÓN |
Fotografía: |
JOSÉ DAVID MONTERO |
Música |
FERNANDO VELÁZQUEZ |
Interpretes: |
FERNANDO TEJERO, MALENA ALTERIO, MANUEL MORÓN, EMILIO GUTIÉRREZ CABA, JORGE BOSCH, SECUN DE LA ROSA, LOLA MOLTÓ, PAULA BARES
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Censura: |
NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS |
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Duración: |
86 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de cine español de Málaga donde se hizo con cinco de los premios: a la mejor película, al mejor actor Fernando Tejero, al mejor guión, al mejor actor de reparto Jorge Bosch y el Premio de la crítica, llega a las carteleras comercial el segundo film de ficción de Max Lemcke "Cinco metros cuadrados" (2011).
Este director debutó en el largometraje con la interesante "Casual Day" (2007) en donde hacía una crítica al mundo de las relaciones laborales y la empresa y ahora se centra en el problema de la burbuja inmobiliaria.
Álex y Virginia es una pareja que busca piso para casarse. Un día firman un contrato sobre planos en la preciosa urbanización Señorío del mar, cuyos terrenos han sido recalificados por un corrupto concejal en provecho de un constructor amigo suyo, aunque Medio ambiente puede oponerse, como así ocurre paralizando las obras y los novios se quedan sin piso.
La trama del film se centra en la lucha que emprende Álex, primero en compañía de otros engañados futuros propietarios y después en solitario, para reivindicar unos derechos ante el constructor que una vez tras otra evade recibirle.
La cinta tiene eminentes precedentes en títulos como "El inquilino", de Nieves Conde o "El pisito", de Marco Ferreri, ya que en ambos se tocaba el tema de la vivienda cada uno en su momento. Aunque haya transcurrido más de medio siglo las cosas siguen siendo más o menos igual, pagando el pato los pobres que con mil y un esfuerzo ponen unos ahorros o pagan unas hipotecas y acaban perdiendo sus casas ante la corrupción política y las malas artes de que se vale, en este caso, la constructora trasladando su sede lo más lejos posible para que las denuncias no tengan validez y las reclamaciones judiciales se eternicen hasta que los afectados desistan de gastar más dinero en abogados y juicios que se dilatan en el tiempo eternamente para que siempre ganen los que están al lado del poder y roben impunemente a las víctimas a plena luz del día, firmando unos contratos que después no se cumplen y pierdan los derechos a ser indemnizados.
La diferencia con aquellos títulos es que los hermanos Remón no son Azcona y aquí no hay humor negro sino un verdadero drama, aunque muchos espectadores entren en la sala equivocados, pensando en que estos dos actores, habituales de la televisión, les van a ofrecer una divertida comedia como suelen hacer en las series en las que intervienen en la pequeña pantalla.
El guion tiene un dramatismo esquemático, algunos aspectos poco cuidados, un final que no resulta convincente y a la dirección le falta fuerza en la puesta en escena.
La pareja formada por Fernando Tejero, muy serio, y bien seguido por Malena Alterio, reflejan perfectamente al español medio que se ve en esa situación, defendiendo lo que es suyo y su dignidad pisoteada, casado y sin piso, teniendo que recurrir a los suegros que acaban por acogerlos pero terminan por estar hartos y echarlo de casa.
La película tiene más interés por la denuncia que hace de esta situación injusta que por la forma de llevarla a cabo.Tras pasar por el Festival de cine español de Málaga donde se hizo con cinco de los premios: a la mejor película, al mejor actor Fernando Tejero, al mejor guión, al mejor actor de reparto Jorge Bosch y el Premio de la crítica, llega a las carteleras comercial el segundo film de ficción de Max Lemcke Cinco metros cuadrados (2011).
Este director debutó en el largometraje con la interesante Casual Day (2007) en donde hacía una crítica al mundo de las relaciones laborales y la empresa y ahora se centra en el problema de la burbuja inmobiliaria.
╡lex y Virginia es una pareja que busca piso para casarse. Un día firman un contrato sobre planos en la preciosa urbanización Señorío del mar, cuyos terrenos han sido autorizados por un corrupto concejal en provecho de un constructor amigo suyo, aunque Medio ambiente puede oponerse, como así ocurre paralizando las obras y los novios se quedan sin piso.
La trama del film se centra en la lucha que emprende ╡lex, primero en compañía de otros engañados futuros propietarios y después en solitario, para reivindicar unos derechos ante el constructor que una vez tras otra evade recibirle.
La cinta tiene eminentes precedentes en títulos como El inquilino, de Nieves Conde o El pisito, de Marco Ferreri, ya que en ambos se tocaba el tema de la vivienda cada uno en su momento. Aunque haya transcurrido más de medio siglo las cosas siguen siendo más o menos igual, pagando el pato los pobres que con mil y un esfuerzo ponen unos ahorros o pagan unas hipotecas y acaban perdiendo sus casas ante la corrupción política y las malas artes de que se vale, en este caso, la constructora trasladando su sede lo más lejos posible para que las denuncias no tengan validez y las reclamaciones judiciales se eternicen hasta que los afectados desistan de gastar más dinero en abogados y juicios que se dilatan en el tiempo eternamente para que siempre ganen los que están al lado del poder y roben impunemente a las víctimas a plena luz del día, firmando unos contratos que después no se cumplen y pierdan los derechos a ser indemnizados.
La diferencia con aquellos títulos es que los hermanos Remón no son Azcona y aquí no hay humor negro sino un verdadero drama, aunque muchos espectadores entren en la sala equivocados, pensando en que estos dos actores, habituales de la televisión, les van a ofrecer una divertida comedia como suelen hacer en las series en las que intervienen en la pequeña pantalla.
El guion tiene un dramatismo esquemático, algunos aspectos poco cuidados, un final que no resulta convincente y a la dirección le falta fuerza en la puesta en escena.
La pareja formada por Fernando Tejero, muy serio, y bien seguido por Malena Alterio, reflejan perfectamente al español medio que se ve en esa situación, defendiendo lo que es suyo y su dignidad pisoteada, casado y sin piso, teniendo que recurrir a los suegros que acaban por acogerlos pero terminan por estar hartos y echarlo de casa.
La película tiene más interés por la denuncia que hace de esta situación injusta que por la forma de llevarla a cabo.