Título: | AUDITION | |
Tit. Orig.: |
AUDITION | |
Nacionalidad: | JAPÓN, 1999 | |
Dirección: | TAKASHI MIIKE | |
Guión: | DAISUKE TENGA. Basado en la novela escrita por RYU MURAKAMI | |
Fotografía: | HIDEO YAMAMOTO | |
Música | KOJI ENDO | |
Interpretes: | RYO ISHIBASHI, EIHI SHIINA, MIYUKI MATSUDA, TETSU SAWAKI, RENJI ISHIBASHI, JUN KINIMURA | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS | |
Duración: | 115 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
El cine japonés sigue siendo bastante desconocido en las pantallas españolas, ya que un director como Takashi Miike, ayudante de Shohei Imamura, que tiene medio centenar de films en su haber en una década y éste es el primero que nos llega.
Es una cinta tan desconcertante como imprevisible, que se inicia contándonos una historia cotidiana, en la que un hombre que se quedó viudo desea encontrar nueva esposa para llenar el vacío de su soledad.
Un amigo productor le organiza un casting, para una supuesta película, en el que se piden actrices con las características de la esposa deseada, hasta encontrar la que cree puede ser la mujer ideal.
Todo transcurre con normalidad hasta que en el último tercio del film cambia bruscamente, transformándose de una forma gratuita, casi sin justificación alguna, en una cinta de terror, impregnada de la violencia más atroz, mostrada sin límite en lo visual para el espectador, en una historia que no parece pretender otra cosa que confrontar al público con esa violencia terrorífica y descarnada.
El guión es bastante tramposo. En ningún momento se nos indica si estamos en un sueño, en la realidad o en la más violenta de las pesadillas para el protagonista, al que todo se le vuelve negro por momento, ni se justifica claramente el cambio en la reacción tan brusca de la chica, con unos argumentos tan convencionales como poco propicios.
Película con un modesto presupuesto y pocos actores de la que nos quedamos con la primera parte, con una puesta en escena bastante serena, aséptica y fría, con bellos planos fijos, mientras que la segunda resulta inexplicable.
Este desequilibrio argumental y estético hace que se malogre en parte el resultado final.