Título: | HYSTERIA | |
Tit. Orig.: |
HYSTERIA | |
Nacionalidad: | INGLATERRA, FRANCIA, ALEMANIA, LUXEMBURGO, 2011 | |
Dirección: | TANYA WEXLER | |
Guión: |
JONAH LISA DYER, STEPHEN DYER. Basados en la historia original de HOWARD GENSLER |
|
Fotografía: | SEAN BOBBITT | |
Música | GAST WALTZING, CHRISTIAN HENSON | |
Interpretes: | HUGH DANCY, MAGGIE GYLLENHAAL, JONATHAN PRICE, FELICITY JONES, RUPERT EVERETT, ASHLEY JENSEN, SHERIDAN SMITH, GEMMA JONES, ANNA CHANCELLOR | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS | |
Duración: | 95 MINUTOS |
---|
Por PACO CASADO
A veces de una historia científica se puede sacar una buena comedia si se sabe tratar bien y utilizar los resortes adecuados para provocar situaciones divertidas.
Eso es lo que ocurre en Hysteria (2010) en donde se cuenta el hecho histórico de la invención del vibrador eléctrico a cargo del Dr. Joseph Mortimer Granville en la Inglaterra victoriana de 1880, usado con fines terapéuticos.
En esa sociedad puritana, un tanto hipócrita, a la insatisfacción sexual, la retención de fluidos, la depresión, la pesadez abdominal, el insomnio, los espasmos musculares, la irritabilidad y la pérdida de apetito, los médicos la denominaban hysteria, por no llamar las cosas por su nombre lo que era una simple y sencilla masturbación femenina.
En este caso los guionista Jonah Lisa Dyer y Stephen Dyer mezclan lo que es la historia real de este descubrimiento científico, con un personaje de ficción, que es el de Charlotte, una sufragista solidaria con los marginados, dedicada a socorrer a los más necesitados y al mismo tiempo reivindicar los derechos de las mujeres, la igualdad y la libertad de las mismas.
En este aspecto concurren algunos de los momentos divertidos de esta comedia hedonista y frívola al tratar el sexo, en la que los médicos producían placer a sus respetables pacientes para aplacar sus males en la Inglaterra decimonónica.
A través de ello se hace al mismo tiempo un retrato de la retrógrada y mojigata sociedad victoriana que disimulaba un tabú usando un simple eufemismo acerca de las pulsiones eróticas.
A pesar de tratar un tema que podía ser escabroso y atrevido, sin embargo está tocado con cierta delicadeza, de manera políticamente correcta, sin que ofenda a nadie por ser grosera o irreverente.
Con la introducción de la ficción amorosa, algo previsible ciertamente, se acerca más a la comedia romántica que a la fantasía erótica, picarona e irónica, sobre el sexo.
La directora norteamericana, de Chicago, Tanya Wexler, ha sabido captar perfectamente la atmósfera victoriana al tiempo que tiene a su disposición un reparto interesante con una estupenda Maggie Gyllenhaal, muy adaptado a la comedia Hugh Dancy, un irreconocible Rupert Everett y la sólida veteranía de Jonathan Pryce, que logran hacer una divertida comedia