Título: | LA LLAVE DEL MAL | |
Tit. Orig.: |
THE SKELETON KEY | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2005 | |
Dirección: | IAIN SOFTLEY | |
Guión: |
EHREN KRUGER |
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Fotografía: |
DAN MINDEL |
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Música | EDWARD SHEARMUR | |
Interpretes: |
KATE HUDSON, GENA ROWLAND, JOHN HURT, PETER SARSGAARD, JOY BRYANT |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS | |
Duración: | 99 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
A veces somos muy dados a clasificar las películas en un género determinado y tal vez eso afecta a que no admitamos una historia si no encaja en nuestros esquemas.
Este film se ha dado como cinta de terror y entonces si no hay sobresaltos, música patética o sangre por doquier, nos decepciona. Creemos que no debe funcionar así.
Esta es la historia de una chica, Caroline, que quiere estudiar enfermera y acepta cuidar a Ben Devereaux, un anciano que tras un ataque ha quedado paralítico y sin habla, que vive junto a su esposa, Violet, en una gran mansión, situada en los pantanos y ciénagas llenas de cocodrilos en el sur de Louisiana.
Ella, que es una mujer decidida, no cree en el hoodoo, una especie de magia que se sigue practicando allí para conseguir poder, salud y suerte, importada por los esclavos negros.
Este ambiente es ya de por sí es bastante inquietante y si le añadimos que le es entregada una llave maestra que abre todas las habitaciones de la casa, menos una que está tras un mueble, que no hay espejos en toda la mansión, y empieza a encontrar objetos relacioados con alguna extraña práctica de magia, empieza a inquietarnos.
Pero la curiosidad de Caroline le da fuerza para saber lo que allí se oculta unido a los extraños sucesos que comienzan a pasar. Tan sólo tiene dos confidentes, su buena amiga Jill y el abogado de la familia, el joven Luke Marshall.
A través del guión se habla del tema del envejecimiento, de extraños rituales, de magia negra, de ceremonias místicas, de leyendas locales de brujería que ayudan al ambiente en que se desarrolla la historia, cuya atmósfera sabe crear bien la dirección dándole un aire de verosimilitud a lo que cuenta a través de una luminosa fotografía, con final sorpresa incluido.
Uno de los atractivos de esta historia es el sereno trabajo de dos veteranos como Gena Rowland y John Hurt, así como el atractivo físico de Kate Hudson, bien dirigidos de forma clásica por el británico Iain Softley, el director de Las alas de la paloma.