Título: | UNA CANCIÓN PARA MARION | |
Tit. Orig.: |
SONG FOR MARION | |
Nacionalidad: | INGLATERRA, 2012 | |
Dirección: | PAUL ANDREW WILLIAMS | |
Guión: |
PAUL ANDREW WILLIAMS |
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Fotografía: |
CARLOS CATALÁN |
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Música |
LAURA ROSSI |
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Interpretes: |
TERENCE STAMP, VANESSA REDGRAVE, GEMMA ARTERTON, CHRISTOPHER ECCLESTON, BARRY MARTIN, RAM JOHN HOLDER, DENISE RUBENS, ORLA HILL, WILLIE JONAH |
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Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: | 94 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Últimamente estamos notando que muchos de los guiones que finalmente se transforman en largometrajes cuentan historias donde la música juega un papel importante en la trama. Así en este año hemos podido ver “El cuarteto”, ahora “Una canción para Marion”, en breve “El último concierto”, es como si el mundo del cine virara hacia las partituras para narrar sencillas historias.
La última en llegar, de momento, es “Una canción para Marion”, película británica donde se cuenta el relato de una mujer que padece cáncer y que se encuentra en sus últimos momentos, ya que la medicina no puede hacer nada más por ella.
Entre tanto se reúne con un grupo de ancianos que han conformado un coro alrededor de una joven profesora de música la cual intenta llevarlos a una competición.
A esta historia se le une la del marido de la protagonista, un hombre recto en sus convicciones, algo gruñón, y la relación que mantiene con su hijo y la hija menor de éste.
Este es el cuarto largometraje que dirige Paul Andrew Williams y el primero que vemos en España y del que además se ha encargado de la escritura del mismo.
En el apartado del guion hay que decir que narra de forma lineal una historia muy sencilla, donde no se ha complicado la vida, describiendo bien y desarrollando correctamente sus personajes, aunque la historia no da para mucho y hasta se convierte en previsible, no obstante la dirección lleva a buen puerto y mantiene un acertado ritmo narrativo, consiguiendo que no se haga pesada a pesar de dirigir de forma plana y artificial.
El resultado es una producción discreta, que entretiene por la profundidad que le dan los actores que son los que mantienen en pie la función y hacen que el espectador asista a una proyección distendida.
La verdadera fuerza del filme reside en el reparto con un maduro Terence Stamp que está estupendo, sobre el que recae casi todo el peso emocional, sabiendo comportarse en todo momento, bien correspondido por la veterana Vanessa Redgrave y haciendo contrapunto la joven Gemma Arterton en un papel menor, digamos que sirve de enlace entre los dos primeros y Christopher Eccleston que interpreta al hijo del matrimonio.
Cinta con una ambientación muy cuidad, con algunos momentos graciosos que están bien intercalados para restar dramatismo y poco más en una producción que ha contado con pocos recursos pero que ha sabido administrarlos bien para entretener al respetable.