Título: |
THE WATERBOY, EL AGUADOR |
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Tit. Orig.:
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THE WATERBOY |
Nacionalidad: |
EE.UU., 1998 |
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Dirección: |
FRANK CORACI |
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Guión: |
TIM HERLIHY, ADAM SANDLER |
Fotografía: |
STEVEN BERNSTEIN |
Música |
ALAN PASQUA |
Interpretes: |
ADAM SANDLER, KATHY BATES, HENRY WINKLER, FAIRUZA BALK, JERRY REED, LARRY GILLIARD JR., PETER DANTE |
Censura: |
AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS |
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Duración: |
88 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
El cine americano cada vez cotiza más a sus actores según el éxito que tengan sus películas y así un casi desconocido Adam Sandler a quien de sus films hemos visto la infumable 'Cabezas huecas', 'Los carconos' (en video) y 'El chico ideal', se ha situado en el club de los 20 millones de dólares por cinta dado el éxito conseguido la mencionada y esta que comentamos, que ha arrasado en Norteamérica.
Aquí es un cateto sureño, retrasado mental, que es el chico del agua del equipo de rugby local del que todos se burlan y que un día se convierte en estrella de este deporte y logra hacerlo campeón.
Parece como si los americanos sintieran pasión por este tipo de personaje e historias, ¿o es que tal vez se sitúan a la altura de su mentalidad?. De otra forma no se explica que una película tan absurda como ésta, con menos sentido e historia, logre batir récords de nada, como no sea de la estulticia y la idiotez.
No merece la pena perder más tiempo con ella.
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.