Título: | LOS CHICOS DEL PUERTO | |
Tit. Orig.: |
LOS CHICOS DEL PUERTO | |
Nacionalidad: | ESPAÑA, 2013 | |
Dirección: | ALBERTO MORAIS | |
Guión: | ALBERTO MORAIS, IGNACIO GUTIÉRREZ-SOLANA | |
Fotografía: | BET ROURICH | |
Música | XEMA FUERTES | |
Interpretes: | OMAR KRIM ALAPORT, BLANCA BAUTISTA DÍAZ, MIKEL SARASA HUICI, JOSÉ LUIS DE MADARIAGA, RICARDO HERRERO, PEPA JUAN, SERGIO CABALLERO, PACO MARÍN | |
Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: | 75 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
El director vallisoletano Alberto Morais debutó en el largometraje con 'Las olas' (2011) que presentó entre otros en el Sevilla Festival de cine europeo donde también se pudo ver en una sesión paralela este segundo 'Los chicos del puerto' (2013) que ahora se estrena comercialmente.
Si aquella era un simbólico viaje al pasado de Miguel, su viejo protagonista, recordando momentos vividos durante la guerra civil, este segundo también lo es pero a nivel infantil.
Aquí se trata de un abuelo que no está muy bien de la cabeza que constantemente se escapa de casa para devolver la guerrera a Julio Ferrer un viejo amigo, por lo que sus familiares le tienen encerrado en casa.
Su nieto le lleva cigarrillos y le visita, momentos que él aprovecha para pedirle que le devuelva la guerrera a Julio, ya que a él no lo dejan salir, petición que Miguel se la toma como suya y en compañía de sus dos amigos, Lola y Guillermo, emprenderán la búsqueda del cementerio donde se ha enterrado Julio para cumplir la promesa.
El guion adolece de esta cortísima anécdota que la realización estira como un chicle, a base de planos excesivamente prologados sin necesidad y muchos de ellos inútiles, posiblemente para cubrir metraje, como igualmente el director se olvida que existe algo llamado elipsis.
Dentro de que es una historia realista tiene muy poco de ello, ya que no se explica que unos niños a la salida del colegio no regresen al hogar, pasen la noche fuera de casa sin que sus padres se preocupen lo más mínimo de buscarlos y Miguel, el mayor, cuando vuelve, su madre le pregunta con la mayor naturalidad del mundo que dónde ha estado y él le responde por ahí.
Los niños son parcos en palabras, apenas si hablan entre ellos, todo el tiempo serios y tan sólo lo hacen para decir que tienen hambre y duermen en el parque.
El film está bien de fotografía y planificación, pero no interesa lo más mínimo lo que se nos cuenta y la manera en que se nos cuenta, de forma lenta que aburre a las ovejas.
Los chavales no interpretan parecen zombis, serios, con la mirada perdida, sin los más mínimos gestos propios de niños de sus edades, o están mal dirigidos.
Nada que ver esta segunda cinta con la primera de Alberto Morais.
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