Título: |
EL CHICO IDEAL |
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Tit. Orig.:
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THE WEDDING SINGER |
Nacionalidad: |
EE.UU., 1997 |
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Dirección: |
FRANK CORACI |
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Guión: |
TIM HERLIHY |
Fotografía: |
TIM SUHRSTEDT |
Música |
TEDDY CASTELLUCCI |
Interpretes: |
ADAM SANDLER, DREW BARRYMORE, CHRISTINE TAYLOR, ALLEN COVERT. ANGELA FEATHERSTONE, MATTHEW GLAVE, ALEXIS ARQUETTE, STEVE BUSCEMI |
Censura: |
AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS |
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Duración: |
95 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Acogiéndose a la moda de las películas de boda, este film que es el segundo que dirige Frank Coraci, nos cuenta una romántica comedia de tono rosáceo, ambientada en el año 1985, en la que un cantante, que suele actuar en las bodas, hace amistad con una atractiva y simpática camarera que sirve las mesas en esos acontecimientos en los que coinciden con frecuencia.
Ambos están a punto de casarse, pero él es abandonado ante el altar y con respecto a ella su insoportable e infiel prometido no acaba de decidirse.
El resto ya lo pueden adivinar a poco que quieran poner una pizca de imaginación y arropen con una buena selección para la banda sonora de canciones de mitad de la pasada década que hace que suba el interés de la previsible cinta.
Otro de los atractivos es la simpática Drew Barrymore, al parecer repuesta de su turbulento pasado, que se ha convertido en una simpática camarera capaz no sólo de enamorar al protagonista sino al mismísimo espectador.
Una cuidada fotografía que va cambiando de color en vestuarios y decorados según el desarrollo de la historia y una dirección que obtiene lo mejor de cada situación para lograr una típica y tópica historia de amor, que se ha convertido en una de las sorpresas comerciales de la temporada.
Tan sólo apta para espíritus románticos.
Descarga cartel Ficha
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.