Título:	EL CIELO ES REAL
Tit. Orig.:	HEAVEN IS FOR REAL
Nacionalidad:	EE.UU., 2014
Dirección:	RANDALL WALLACE
Guión:	CHRIS PARKER, RANDALL WALLACE. Basados en el libro escrito por TODD BURPO, LYNN VINCENT
Fotografía:	DEAM SEMLER
Música	NICK GLENNIE-SMITH
Interpretes:	GREG KINNEAR, KELLY REILLY, MARGO MARTINDALE, THOMAS HADEN CHURCH, JACOB VARGAS, DANSO GORDON, CONNOR CORUM, THANYA ROMERO
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS
Duración:	99 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

       En el cine en más de una ocasión se han plasmado en una pantalla historias más o menos ficticias sobre personajes que, entre comillas, han regresado a la vida después de la muerte y han contado sus experiencias, que han visto la luz al final del túnel, como se suele decir vulgarmente.
 Con bastante frecuencia solemos ver al comienzo de una película el típico cartel diciendo "basado en una historia real" ese mismo que aparece al comienzo del film que comentamos.
 Cuenta la historia de Todd Burpo un hombre que es empresario, bombero voluntario, pastor de la iglesia metodista de la pequeña población de Imperial (Nebraska), entrenador de baloncesto y padre de familia, que trata de llegar a fin de mes con facturas por pagar y créditos que devolver. Tiene dos hijos, Cassie de 6 y Colton de 4 años.
 Colton, el inteligente hijo menor, es tenido que someterse urgentemente a una operación de cirugía por una apendicectomía aguda que pone su vida en peligro.
 Sus padres, Todd y Sonia, se ponen contentos por su rápida recuperación, pero no están preparados para lo que viene a renglón seguido, ya que meses después éste comienza a hablarles de su viaje de ida y vuelta al cielo dando detalles que es imposible que pudiera saber, acerca de su abuelo Pop al que no conoció, de su hermana que no llegó a nacer ya que su madre la perdió en el segundo mes de embarazo que nadie le había contado o de las imprecaciones de su padre a Dios en la capilla del hospital mientras él estaba en el quirófano anestesiado.
 Basada en el libro 'Heaven is for real' escrito en 2010 por el reverendo Todd Burpo y la periodista del New York Times Lynn Vincent, que fue número uno en ventas de dicho periódico, que ha conmovido a millones de lectores en todo el mundo con la experiencia vivida por este chico que transformó su vida y el esfuerzo del padre por compartir lo que le contó su hijo.
 La publicación ha vendido más de diez millones de ejemplares y ha sido traducida a 35 idiomas, lo que ha provocado animadas discusiones sobre la eternidad y la fe, la vida y la muerte, en las familias de medio mundo.
 La cinta cuenta la experiencia de este niño que, después de la difícil operación quirúrgica, sorprendió a los adultos desvelando información que no estaba a su alcance, por lo que todo apunta a un fenómeno sobrenatural.
 Con el reto de huir de la etiqueta de cine religioso, 'El cielo es real' presenta un drama sobre la fe, sobre lo que ocurre cuando morimos, una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez sin importar a la religión a la que pertenezcamos.
 El guion va dosificando las declaraciones de Colton acerca de sus experiencias lo que convoca el suspense por saber más acerca de lo vivido por el niño y manteniendo el interés del espectador conforme avanza el desarrollo de la trama, muchas de ellas perfectamente comprobadas de que no son inventadas por la imaginación del pequeño, ajustándose perfectamente a sus declaraciones.
  Lo mejor es cómo afronta la familia el tema, su propia fe, el sufrimiento y el poder de la oración.
 Un solvente Greg Kinnear ayuda a la credibilidad de esta historia, al que le va muy bien su papel.
  Randall Wallace, guionista de 'Braveheart' (1995) por el que fue nominado al Oscar y 'Pearl Harbor' (2001) entre otros, debutó como director con 'El hombre de la máscara de hierro' (1998) a la que siguieron 'Cuando éramos soldados' (2002), y 'Secretariat' (2010), siendo 'El cielo es real' (2014) su cuarto largometraje.
 La realización, algo edulcorada, aborda con sensibilidad el tema dentro de las creencias de la fe cristiana, aunque la representación que hace del cielo es un tanto naif.

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 Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.