Título: |
ITALIA EN PIJAMA |
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Tit. Orig.:
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L'ITALIA IN PIGIAMA |
Nacionalidad: |
ITALIA, 1977
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Dirección: |
GUIDO GUERRASIO |
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Guión: |
PIETRO CIMATTI, GUIDO GUERRASIO |
Fotografía: |
GIORGIO TONTI |
Música |
ANGELO FRANCESCO LAVAGNINO |
Interpretes: |
TANO CIMARROSA, MARIO CUTINI, LIVIA CERINI, ZAIRA ZOCCHEDDU, PATRICIA CECCHI, PIETRO CIMATTI, DINO D'ESTE, MAURIZIO ESPOSITO |
Censura: |
AUTORIZADA PARA MAYORES DE 18 AÑOS. Clasificada "S" |
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Duración: |
110 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Los italianos son muy dados al documental. Desde hace ya muchos años algunos largometrajes de este género consiguieron fama y prestigio y sus realizadores se hicieron populares. En ellos se nos enseñaban cosas insólitas del mundo o curiosidades de rincones apartados o las profundidades submarinas.
Ahora esas cosas insólitas las tenemos muchas veces cerca de nosotros y no las vemos, bien porque no podemos o porque han estado prohibidas.
En el tema sexual hay cada vez más libertad y así no es nada extraño que hoy día se hable de transexuales o de una operación de cambio de sexo. Incluso estos progresos de la ciencia han ocasionado trastornos no solo administrativos sino también a la propia Iglesia en sus concepciones básicas, como explica el sacerdote que casi sirve de nexo a algunas de las insólitas escenas de esta película, como puede ser por ejemplo a toda pantalla una operación de cambio de sexo detalle por detalle.
Algunas de estas costumbres populares no son tomadas, sino recreadas para el film, lo cual le resta frescura, sinceridad, mientras otras veces son puros chistes visuales o escenas más o menos cómicas, como la pareja de recién casados observados en su noche de boda, la consulta del matrimonio al médico y otras muchas.
La cinta adolece de un endeble hilo conductor, un guion mal hilvanado, que pasa de una escena a otra casi sin solución de continuidad y sin una línea claramente definida de lo que se nos quiere mostrar o decir. Resulta muy flojo en muchos aspectos.
Ficha
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.