Título: |
LA MAFIA DEL PLACER |
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Tit. Orig.:
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MAFFIA DU PLAISIR |
Nacionalidad: |
FRANCIA, 1977
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Dirección: |
JEAN-CLAUDE ROY |
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Guión: |
JEAN-CLAUDE ROY, DOMINIQUE DALLAYRAC |
Fotografía: |
CLAUDE SAUNIER
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Música |
BERNARD GÉRARD |
Interpretes: |
DOMINIQUE DALLAYRAC, JEAN-MARIE ARNOUX, IVES ALPHONSE, JEAN-JACQUES MOUNIER, HIPPOLITTE SAUTET, DOMINIQUE FABRE
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Censura: |
AUTORIZADA PARA MAYORES DE 18 AÑOS. Clasificada "S" |
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Duración: |
80 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
La temporada de verano supone para la Costa Azul francesa, un fenómeno similar a la Costa del Sol española, y concretamente en Saint-Tropez, como aquí en Torremolinos, se aglomera una variopinta multitud de gentes deseosas de descanso, placer... y algunas también de lo ajeno.
Con aires de documento, pero reconstruido y ficticio, el director Jean-Claude Roy se ha marcado una película muy variada y confusa, que lo mismo presta atención a los aspectos eróticos y exhibicionistas, que a lo delictivo y policiaco, mostrándonos desde numerosas anatomías femeninas a las estafas o timos más frecuentes en esos meses.
Film endeble, que tiene un planteamiento que podría haber resultado interesante con más rigor y seriedad, pero Roy ha tirado por el camino más fácil y sus resultados son pues, endebles y poco meritorios.
A señalar, por último, el rigor de la clasificación "S" a una cinta que apenas si tiene un acostumbrado y no excesivo destape, y que en el otro aspecto muestra delitos de sobra conocidos que no suponen escuela o aprendizaje para nadie.
Ficha
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.