Título: | LUCES DE LA CIUDAD | |
Tit. Orig.: |
CITY LIGHTS | |
Nacionalidad: | EE.UU., 1930 | |
Dirección: | CHARLES CHAPLIN | |
Guión: |
CHARLES CHAPLIN |
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Fotografía: |
ROLLIE TOTHEROH, MARK MARKBLATT, GORDON POLLOCK |
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Música | JOSÉ PADILLA, con arreglos de ALFRED NEWMAN, ARTHUR JOHNSON | |
Interpretes: |
CHARLES CHAPLIN, VIRGINIA CHERRILL, FLORENCE LEE, HARRY MYERS, ALLAN GARCIA, HANK MANN, HENRY BERGMAN, JEAN HARLOW, ROBERT PARRISH |
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Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: |
82 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Charles Chaplin es uno de los grandes genios del cine reconocido por todos. Su obra ha sido estudiada por autores muy diversos entre sí pero todos coinciden en la genialidad y en que abarca la doble faceta cómica y sentimental.
En su momento se destacó su aspecto humanista pero los críticos prefieren al Chaplin cómico y humorista genial.
La doble vertiente de humor y sentimientos está presente también en Luces de la ciudad, una de las películas claves de Charlot.
En realidad es una pantomima llena de humanidad y de momentos cómicos verdaderamente espléndidos, una historia que bordea el melodrama sobre la chica ciega y su benefactor, con la canción de 'La violetera' al fondo.
Chaplin, como siempre, se pone a favor de los débiles, de los olvidados de la fortuna y critica a los poderosos desde la primera escena.
Tiene un conjunto de momentos de una comicidad efectiva y eficaz como la del boxeo o la del restaurante que dan paso a las escenas sentimentales hasta llegar al final.
El secreto de que esta cinta permanezca a través de los tiempos no lo hay, sólo talento y genio, sinceridad y poesía, cine en definitiva.
Una obra de arte basada en el estudio de la personalidad humana, en las reacciones habituales de las personas grandes y de las más sencillas.
Una película que busca el corazón del público a través de la risa, compuesta de hechos, sin una sola palabra, alegre, sentimental, agilísima, llena de dulzura y cariño para con los personajes.
La técnica de Chaplin es impecable, el guion es soberbio, la dirección definitiva, la música cinematográfica en grado tal, que reproduce el tema de La violetera, del Maestro José Padilla, que al parecer le costó algún que otro disgusto.
En definitiva una verdadera obra de arte.