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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las películas destinadas a los jóvenes y adolescentes de hoy constituyen ya un subgénero, por no decir una plaga.
Y lo malo es que son tan atrevidos sus guionistas como para decir que, en el caso presente, está inspirada en 'La fierecilla domada', de William Shakespeare.
Estamos seguros que si el insigne dramaturgo se pudiera enterar que ha servido su obra para este fin, hubiera preferido quemarla en su día.
Una vez más la historia se desarrolla en uno de esos institutos americanos en los que los alumnos parece que no tienen más deberes que hacer que pensar en el sexo, ligar, jugar a algún deporte y como fin último la fiesta final de curso.
Nos da la impresión que se nos está desvirtuando bastante la realidad, como ocurría en las comedias españolas de los años 60.
Un chico con fama de duro es sobornado para que salga con Kat, la chica más rebelde del instituto, y así a su hermana Bianca le permitirá su padre que también lo haga.
El guion es monótono, aburrido y sin gracia, ilustrado con una treintena de ruidosas canciones que suenan a lo largo de la proyección a todo volumen.
Gil Junger debuta en la dirección con este film, si a eso se le puede llamar dirigir.
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