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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de terror puede ser tratado de dos formas, fundamentalmente, en serio como las películas de la Universal y posteriormente de la Hammer inglesa, o en broma, como las que interpretaban Bud Abbot y Lou Costello enfrentándose a fantasmas y monstruos clásicos, por ejemplo.
En este caso se ha elegido la segunda fórmula.
Zach Cooper, un adolescente, se muda con Gail, su madre, desde Nueva York a Madison Delaware, un pueblo al que ha sido destinada como subdirectora del instituto local, tras morir el marido.
Allí conoce a su vecina, la joven Hannah, que vive en la casa de al lado, que tiene un padre enigmático y demasiado posesivo que le prohíbe que se vean, con la que ha hecho amistad.
Él no es otro que el famoso escritor R. L. Stine autor de novelas de terror que guarda un secreto: sus libros están cerrados con llaves para que los monstruos no escapen de sus páginas.
Una mezcla de comedia y terror, muy de serie B, pero simpática, porque al ser tratada en tono de comedia no dan miedo, sino que originan momento cómicos, divertidos, con los que se pasa bien.
Tiene el look de los films de los años 80 y en algunos momentos recuerda a títulos como 'Noche de miedo' (1985), 'Posesión infernal' (1981), 'Gremlins' (1984), por el que desfilan monstruos como el Hombre de las nieves, Slappy el muñeco de un ventrílocuo que protagonizó entre otros varios de los relatos del escritor como 'La venganza de Slappy' que de alguna manera se erige en su conductor entre los que no faltan el hombre lobo, la momia, una amantis gigante, zombis, unos robots, plantas carnívoras, un payaso loco y así podríamos seguir enumerando la gran cantidad de ellos con los que tienen que luchar Hannah, Zach y su amigo del instituto Champ, al que apodan champiñón, para volverlos a encerrar en los libros.
Casi todos ellos están producidos a base de efectos especiales y maquillaje que no están mal pero que son bastante mejorables, con toda clase de monstruos hasta un total de dos docenas de ellos.
A esta aventura terrorífica, pero divertida, se añade una leve historia de amor que tiene una cierta imaginación sobre la que hay un giro final para no decepcionar a la audiencia juvenil.
El guion está basado en las novelas cortas de R. L. Stein, creadas a partir de 1992 que se publicaron hasta 1997, de las que su editorial ha publicado más de cuatrocientos millones de ejemplares en todo el mundo de los sesenta títulos que constituye la colección 'Pesadillas' (Goosebumps), que ya dieron lugar a una serie de televisión y a videojuegos, que aquí se trata de elegir uno en concreto sino de resumirlos en una sola cinta.
Buena parte de la trama se emplea en esa locura de la lucha contra los monstruos que es la más divertida por las situaciones que se les presentan.
R.L. Stein es el misterioso escritor que incorpora Jack Black, el autor de la saga de libros de terror juvenil 'Pesadillas', en donde se reúnen todos los monstruos de sus historias, como padre de Hannah que, como siempre ocurre con este actor, tiende a exagerar en su actuación, sobre todo cuando se trata de una comedia.
Está dirigida por Rob Letterman, a quien se le deben títulos como 'El espantatiburones' (2004) y 'Monstruos contra alienígenas' (2009), entre otros, que le da una cierta agilidad a la narración para que se haga más llevadera y resulte entretenida.
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