Tras "Un paso en falso", Carl Franklin demuestra la reputación obtenida en una película sin fisuras a la que dota de una gama de colores ocres, en los que solo despunta el azul de la chica, y donde ambientan bien la historia. No es frecuente encontrarse hoy una producción policiaca clásica, con encanto, a lo que contribuye Elmer Bernstein, con sus piezas de jazz.
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