Brian Hutton hacía su segundo largometraje como director y logró un film correcto, espléndidamente realizado, con una gran espectacularidad, excelente fotografía y cuidada interpretación. Destaca Richard Burton en el papel de un hombre maduro y sereno, frente al sombrío personaje de Clint Eastwood. Esta basada en una obra de Alistair MacLean, el autor de "Los cañones de Navarone".
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