Bryan Spicer, director de "Power Rangers", dirigió esta película que comienza como una alta comedia para derivar a situaciones más populares, en las que un rico matrimonio, que sigue casado por conveniencia y se lleva bien sólo ante los demás, se ve sorprendido por una deuda de cinco millones de dólares al fisco que le ha dejado su asesor y han de huir, refugiándose en una comunidad amish
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