Tiene pocas variantes con las de su género, aunque el argumento, sin ser original, entretiene, introduciendo algunas novedades como el uso de agujas de acupuntura para inmovilizar a los enemigos, practicando lo que el protagonista llama el beso del dragón que consiste en clavar una aguja en la parte trasera del cuello, lo que hace fluir la sangre al cerebro y así estallarlo.
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