El caso de "La decente" es el de cualkquier otra comedia de Concha Velasco, pero esta vez sin Manolo Escobar y sin canciones. Sin embargo el resultado es idéntico. De nada sirve la base de la obra de Miguel Mihura, ni su humor negro, ni su afan por el disparate o el absurdo, porque al final el resultado es el mismo, o sea, un burdo reflejo y falseamiento de la sociedad española.
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