El hallazgo de "Sister Act. Una monja de cuidado" hizo que los productores pensaran en una secuela que diera el mismo dinero que la primera. Pero no contaron con que nunca segundas partes fueron buenas. Y eso es lo que ocurrió en esa ocasión. Se quiso exprimir el limón y se hizo deprisa su continuación, con un guion soso, forzando las situaciones, y no encontró el ritmo necesario.
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