El largometraje se queda en lo superficial en lugar de elaborar una trama más inteligente y creíble que logre transmitir emoción a la intriga. No se explica cómo siendo sociedades tan secretas tienen signos externos, como marcas en la piel, que las pueden descubrir, es previsible y poco original en su desenalce, con una puesta en escena de Rob Cohen que no pasa de discreta.
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