No difiere mucho de los anteriores films de Steven Seagal, aunque aquí haga de perdedor, un policía que, en su celo por hacer cumplir la ley, se extralimita y es enviado a la peor comisaria de la ciudad para dirigir el tráfico, donde origina un buen cacao. Su honestidad le lleva a investigar el robo de cincuenta kilos de droga y pone al descubierto a todos los policías corruptos implicados.
Acceso a la información completa del film AQUÍ.