Un guion inteligente que elude los problemas de tener un bajo presupuesto, una puesta en escena muy elaborada que saca partido de los actores que, aunque no son primeras figuras, se adecuan bien a sus respectivos personajes, una buena fotografía en un contrastado blaco y negro y una interesante música de John Lurie, completan los aciertos de esta notable película que interesa volver a ver.
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