De innecesaria se podría calificar esta tercera parte de las correrías de Danny Ocean y sus asociados. Sacando poco de donde hay menos, Soderbergh estropea con este film las dos geniales primeras partes. Aquí Danny y sus amigos tendrán que jugarsela a Willy Bank, un ambicioso propietario de casinos en Las Vegas que ha estafado a Reuben.
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