El director Rob Reiner parte de la teoría de que es imposible que dos personas de sexo contrario sean amigos sin que medie entre ellos la cuestión sexual. Posee secuencias muy divertidas, como la situación de un orgasmo que hace Meg Ryan en un restaurante causando auténtica admiración. Es un gag que ha quedado en la antología de la mejor comedia americana. El guion fue nominado al Oscar.
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