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SINOPSIS
Una historia profundamente personal sobre la mayoría de edad sobre la fortaleza de la familia y la búsqueda generacional del Sueño Americano...
INTÉRPRETES
JESSICA CHASTAIN, ANNE HATHAWAY, ANTHONY HOPKINS, JEREMY STRONG, DOMENICK LOMBARDOZZI, TOVAH FELDSHUH, TEDDY COLUCA, MARCIA JEAN KURTZ, BANKS REPETA, DOUGLAS CROSBY, GRIFFIN WALLACE HENKEL, RICHARD BEKINS, JEB KREAGER, ANDREW POLK, DANE WEST
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
UN MENSAJE DEL DIRECTOR, JAMES GRAY...
La historia y los mitos siempre comienzan en el microcosmos de lo personal. Con ARMAGEDDON TIME, he intentado hacer la película más íntima y transparente que he podido. Quería liberar la historia de las ataduras de su género y eliminar cualquier barrera que pudiera interponerse a la sinceridad. Ante todo y sobre todo, quería ser genuino. Recuerdo que escribí cuatro palabras en un trozo de cartón y lo pegué a mi cámara como recordatorio constante: «Amor. Calidez. Humor. Pérdida». Y, con esta película, la pérdida adopta muchas formas diferentes.
El sueño americano siempre ha tenido especial protagonismo en la historia que a mi familia le gustaba contar sobre sí misma. No nos tragábamos muchas de las trivialidades vacías, pero creíamos total y absolutamente en el arco de esa gran narrativa. Mis padres se sentían lo suficientemente sabios como para separar mito y realidad, pero los he visto luchar con las limitaciones inherentes en un sistema construido sobre la falacia de una sociedad sin clases. El mundo exigía el compromiso de mi familia. Al final, lo hacíamos lo mejor posible, pero, en ocasiones, no era suficiente. Nuestros privilegios eran tan reales como tensos.
Esta es una película sobre un momento en el tiempo, un momento en el pasado que refleja el punto en el que estamos hoy. Adoro a las personas de esta historia. Ya son solo fantasmas.
SOBRE LA PRODUCCIÓN...
Tras realizar cinco dramas ambientados en su Nueva York natal, el aclamado cineasta James Gray se adentró en un nuevo territorio con las exploraciones a gran escala de Z. La ciudad perdida, ambientada en la selva amazónica, y la aventura espacial Ad Astra. Con ARMAGEDDON TIME, Gray ha elegido volver no solo a Nueva York, sino a la casa adosada del barrio de Queens en la que creció. «He estado en la selva y he estado en el espacio exterior, y me han encantado esas experiencias», comenta Gray. «Llegados a determinado punto, te das cuenta de que el infinito eres tú, en cierto modo. Y si eres capaz de expresarte directa y honestamente, eso es todo cuanto puedes hacer. La idea era volver a casa. Y tratar de hacer algo lo más personal posible».
Con eso en mente, decidió revisitar su infancia y juventud y crear personajes que fueran verídicos, fáctica y emocionalmente, a la gente que formó parte de los años de aprendizaje de su vida. Era el pequeño de dos hermanos, y tanto su padre como su madre eran hijos de inmigrantes judíos. Su padre, hijo de un fontanero, creció en condiciones difíciles y, a base de trabajo y esfuerzo, logró llegar a ser un ingeniero de clase media. La madre de Gray era profesora y presidenta del APA, como también lo habían sido sus padres. Tenía vívidos recuerdos de numerosas reuniones familiares con abuelos y tíos abuelos en las que, a menudo, se sentaban todos juntos en torno a una mesa a disfrutar de una comida. Los adultos hablaban de lo que se les pasaba por la cabeza y trataban de hacer que sus hijos prestaran atención a las cosas que decían sobre cómo abrirse paso en la vida.
También quería conectar su historia personal con el lienzo más amplio de la vida americana y las corrientes históricas y culturales que nos impactaron a todos. Gray comenzó sus estudios en la escuela pública PS 173 de Queens, pero, en 1980, sus padres lo cambiaron a un colegio privado, Kew-Forest School, en la adinerada de zona de Forest Hills. En la PS 173, era uno de los 48 niños de clase, y no había lugar para atenciones personales ni nada por el estilo. En Kew-Forest, la ratio estudiante/profesor era una fracción de aquello y estaba rodeado de niños y chavales extremadamente privilegiados con los que no tenía demasiado en común.
Se acordaba de un amigo en particular de la PS 173, un niño negro que iba en autobús desde Hollis. Como era un chaval inteligente que no encontraba mucho estímulo en la escuela, su amigo no pudo graduarse y se quedó repitiendo sexto curso con un profesor que claramente le tenía enfilado. Gray y el muchacho se hicieron muy amigos y compartían su interés en el espacio y la música. Mientras Gray soñaba con ser un artista famoso, su amigo quería ser astronauta y guardaba como oro en paño los parches de la misión Apollo que su hermanastro le había mandado desde Florida. Un día, su profesor les pilló fumando algo más que tabaco en el baño y los chavales se metieron en un buen lío. El director del colegio le sugirió a la madre de Gray meterlo en una clase de recuperación para alumnos «lentos», una idea que ella rechazó de plano. Pero el amigo de Gray no tenía unos padres de clase media que intercediesen por él; vivía con una abuela que no siempre lo reconocía y que, sin duda, sufría Alzheimer. Estaba básicamente solo sin un adulto que lo defendiera.
El incidente fue una bifurcación en el camino y puso a cada uno de ellos en una senda diferente en la vida. El problema para el amigo de Gray no era solo el cambio de situación en la escuela; además, pasó a estar en el radar de los servicios sociales, que asignaron a unos trabajadores la misión de evaluar sus circunstancias familiares. Esquivó muchas visitas de esos trabajadores, sabiendo que no le permitirían seguir bajo la custodia de su abuela. Se escondía en una casa del árbol del jardín de Gray, pero este no comprendía realmente la dimensión de lo que afrontaba su amigo.
«Cuando me acuerdo, ya de adulto, siempre pienso que podría haber sido yo perfectamente», dice Gray. «Mi amigo era un chaval fabuloso, muy carismático. Como yo soy blanco, no me paraba a pensar que mi raza o mi clase social estuvieran determinando que me concediesen el beneficio de la duda o una segunda o tercera oportunidad, pero así era. La inconsciencia es un lujo y un privilegio que uno no se gana con su esfuerzo. Por eso, quería que la película examinara esas líneas defectuosas de la clase y la raza en este país con la intención de analizarlas con honestidad».
En Kew-Forest, conoció a chavales cuyo uso esporádico de la palabra «negro» no era más que una expresión de sus prejuicios. Eso lo turbó, pero no lo suficiente como para alzar la voz. Habló sobre ello con la persona que más quería y en la que más confiaba: su abuelo materno. De origen inglés, era un tipo enormemente cálido y generoso que apoyaba incondicionalmente la pasión de Gray por el arte y sus sueños para el futuro. A lo largo de la infancia de Gray, siempre había intentado inculcarle la comprensión de lo que estaba bien y mal. Y, en ese momento, le habló sin tapujos a su nieto sobre la cruda realidad del mundo y del imperativo moral de no guardar silencio. Esta relación, tan fundamental en la vida creativa y la brújula moral de Gray, se convertiría en un pilar fundamental de ARMAGEDDON TIME. «Mi abuelo me alentaba a hacer lo difícil e incómodo. Y a mirar siempre en mi interior. Soy consciente de que no todo el mundo cuenta con una figura tan sabia o compasiva que le ayude a establecer una brújula moral, pero me hace feliz saber que su sabiduría perdurará, en cierto modo, en esta película».
La trama se desarrolla a través de los ojos de un joven Gray, pero expresa la visión del hombre en el que se ha convertido. «Es sobre mi propia percepción del mundo en lo que pienso que es un momento crucial de la historia de la posguerra norteamericana, 1980», nos explica. «Y con la elección de Trump, todo se potenció. Resulta que la familia Trump estaba muy involucrada en Kew-Forest. Fred Trump, Sr. y su hija Maryanne venían a hablar a nuestra escuela».
Para cuando comenzó a escribir el guion en 2018, los diferentes hilos de recuerdos, ideas y temáticas se habían fusionado en una historia ambientada en las elecciones presidenciales de 1980. A lo largo de un periodo de dos meses, ARMAGEDDON TIME sigue la vida de un muchacho en casa y en la escuela, y la serie de acontecimientos que lo llevaron a perder a dos personas (su mejor amigo y su abuela materna) muy importantes para él.
El cineasta dio visibilidad a todas sus aficiones, tirrias, actitudes y comportamientos de infancia al crear al joven protagonista de la historia, Paul Graff. Como artista en ciernes, a Paul le encanta dibujar y vive fascinado por el espacio y los cohetes. Es un muchacho divertido e inteligente que no presta demasiada atención en clase, pero al que le gusta hacer reír a sus compañeros. En casa, es muy tiquismiquis con la comida y siempre está peleándose con su hermano mayor. En ocasiones, hasta se pasa de listo con sus padres. Está totalmente convencido de que su madre Esther, presidenta del APA, puede arreglar cualquier lío en el que se meta en la escuela y le guardará las espaldas de cara a su padre, Irving. Y cree a pies juntillas que su abuelo Aaron, que fomenta su interés en el arte y le apoya en todo, lo respaldará siempre que tenga una desavenencia con sus padres.
Conocemos a Paul el 8 de septiembre de 1980, en su primer día del sexto curso en la PS 173. Antes de que el profesor haya podido acabar de pasar lista, Paul y un chico que él conoce, Johnny, ya le han enfurecido haciendo reír a sus compañeros de clase. Un profesor que, además, sentía una animadversión previa hacia Johnny, que es negro. Para cuando les toca irse a sus respectivas casas, los dos muchachos han forjado un vínculo gracias al interés de ambos en el espacio y la música. Cuando llega a casa, Paul coge dinero del joyero de su madre y se lo da a Johnny para que su amigo pueda visitar el Guggenheim Museum con la clase.
Como el resto de elementos de la película, los orígenes de la amistad de los personajes y la historia de Johnny proceden de la experiencia de Gray. «Creo que veía en él a un alma gemela», reflexiona Gray. «Le apasionaba el espacio, como a mí. Teníamos gustos similares. Cuando conoces a alguien de gustos parecidos, es muy emocionante, porque descubres que compartes muchas afinidades con esa persona. Y eso es la amistad».
De las cosas que más le gustan a Paul es pasar tiempo con su abuelo Aaron. La relación de Gray con sus padres no siempre era sencilla, pero el amor incondicional que recibía de su abuelo era un regalo infinito. «Mi abuelo y yo compartíamos un vínculo muy especial», recuerda el cineasta. «Solía dibujar conmigo, escuchábamos juntos a Los Beatles... No tengo claro que en realidad le gustase mucho esa música, pero era tan maravilloso que nunca me lo hubiera confesado. Construía cohetes y modelos conmigo. Se interesaba mucho por mí y lo que quería yo hacer con mi vida».
La película describe en gran detalle pequeños y grandes momentos que viven en su memoria. Se afanó en crear personajes fieles a sus contrapartidas de la vida real, con sus imperfecciones y todo, incluido él mismo. Muchas veces, decimos cosas y reaccionamos de formas que no siempre reflejan bien lo que somos. «Quería refrenar la necesidad de proyectar mi ego en una película y, en vez de eso, describir de la forma más fiel posible una serie de eventos de mi vida que muestran tanto lo hermoso como lo feo a partes iguales», señala. «El comportamiento de mi personaje Paul en la película es bastante despreciable en determinados momentos. En la cena con su familia es bastante idiota y le habla fatal a su madre de vez en cuando. Quería hacer una historia que involucrase a estos personajes y que estuviese llena de amor, comprensión y verdades difíciles».
Para Paul, que lo sacaran de la escuela pública y lo alejaran de sus amigos es como el fin del mundo. Gray decidió bautizar la película como la canción reggae Armagidion Time, que The Clash versionó en 1979. «Puede ser difícil de entender para la gente hoy en día, pero vivimos bajo la constante amenaza de una guerra nuclear, de Armagedón», señala el cineasta. «Los políticos lo hablaban constantemente. La idea tras el título de la película era que Armagedón para Paul es que lo alejen así de todo, ir a una nueva escuela y oír hablar con desprecio de los negros en su cara. Ver a la familia Trump ir a hablar a la escuela y decirles que no tenían ningún privilegio, cuando era una situación de absoluto privilegio. Todas esas cosas sacudieron sus cimientos». La película explora la idea de que hay eventos en la infancia que, en función de la clase social o raza, pueden brindar perspectiva a una persona o alterar o dañar la vida de otra para siempre. La desigualdad puede parecer invisible hasta que llegan esos momentos determinantes.
ARMAGEDDON TIME da continuidad a la longeva asociación de Gray con Marc Butan y Anthony Katagas como socios productores. Esta película supone la sexta colaboración de Katagas con Gray desde la tercera película del director, La noche es nuestra (2007). Esa amistad tan férrea y su pasión por el cine los ha llevado de Queens a los confines del Sistema Solar y vuelta, con parada en el Amazonas, de camino. Katagas comparte la afinidad del director por Nueva York como personaje, como queda de relieve en películas como Mis dos amores (2008). Ambos exploraron las raíces familiares trabajando en El sueño de Ellis (2013), una película basada en gran medida en los recuerdos de los abuelos de Gray, que salen retratados en su trabajo más reciente. Según Katagas: «Lo mejor de trabajar con Jimmy es la preparación cuando estudiamos a los maestros de la pintura, nos sumergimos en grandes películas del cine clásico y buscamos las referencias fotográficas más interesantes; solo con la preparación ya merece la pena pagar la entrada para ir al cine a ver nuestras películas. ARMAGEDDON TIME no es una excepción y la propia película ofrece una estética tan bonita como inquietante para mirar un momento de nuestra historia que no hemos dejado completamente en el pasado».
Se trata de la quinta película de Butan con el guionista/director, una colaboración que también comenzó con la obra de Gray La noche es nuestra (2007). Al leer el guion por primera vez, Butan también halló varios temas y situaciones en las que veía reflejadas su propia infancia y juventud. «Había muchos inmigrantes judíos de primera generación en Estados Unidos por la parte materna de mi familia que pasaron por una experiencia similar a la de los parientes de James. Llegaron a América y eran forasteros en una tierra ajena a ellos, y tuvieron que esforzarse mucho por integrarse de manera práctica y pragmática. Por ejemplo, no podías ser artista: tenías que ser médico, abogado... Cualquier profesión así. Esas dinámicas son temáticas universales más allá de las familias judías, pero yo me identifiqué con ellas porque hay muchas similitudes entre las historias que cuenta James y las mías».
El productor Rodrigo Teixeira, que trabajó por primera vez con Gray en Ad Astra, celebró poder volver a formar equipo con él. «Después de trabajar juntos en Ad Astra, me preguntó si estaría interesado en hacer una historia personal sobre su juventud. Y, según me presentó la idea, sonaba muy bien. Le dije que estaría encantado de participar en ese proyecto de vuelta a los orígenes. Que adelante. Y ha sido muy especial».
HACIA EL PASADO: LA ESTÉTICA DE ARMAGEDDON TIME...
ARMAGEDDON TIME es una recreación íntima del pasado tal y como Gray lo recuerda. Así que, al tiempo que los detalles acerca de la gente, los lugares y los acontecimientos son fieles a 1980, el tono y el estilo de la película se basan en el acto de mirar atrás con amor, compasión, humor y gratitud.
La idea de este enfoque surgió de un viaje dominical de Gray a la casa donde creció, que sus hijos querían ver. La casa tenía más o menos el mismo aspecto, pero la única huella que quedaba de la familia Gray era una cancela que su padre montó para asegurar los cubos de basura. «Empecé a pensar en esas importantes cenas familiares para las que todo el mundo se juntaba. En ellas se tomaron decisiones que parecieron tan cruciales en su momento... Ahora casi no quedan señales de que mis abuelos vivieron, o que mis tíos abuelos vivieron. Hay cierta melancolía en ello. Y, aun así, también es parte de lo que hace que la vida sea tan bonita. He tratado de comunicar esa idea en la película. Y he intentado transmitir eso a los actores, al director de fotografía, al diseñador de producción y a todos los que han trabajado en ella... Que todo trata sobre las capas de la historia y su fugacidad».
El equipo creativo de Gray incluye a varios colaboradores de confianza de películas anteriores, como el director de fotografía Darius Khondji, el diseñador de producción Happy Massee, la diseñadora de maquillaje y peluquería Nana Fischer y el montador Scott Morris.
Khondji, que trabajó por primera vez con Gray en El sueño de Ellis, recuerda las primeras conversaciones que tuvieron acerca de la película, la historia personal que hay detrás y el sabor particular que Gray quería que tuviera, que se inspiraba en En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. «En el espíritu de la película, la luz, el trabajo de cámara, él quería tener esta sensación de tiempo perdido, de personas y un lugar que han desaparecido», explica Khondji. «Quería que diera la sensación de ser un poco como una historia de fantasmas. Me encantan los fantasmas y las historias de fantasmas, así que de alguna forma lo interpreté así. Y estar en el pasado, sabiendo que él quería que resultara cómico en determinados momentos».
La fotografía, en particular las fotografías a color de Helen Levitt y Saul Leiter, fueron un punto de referencia clave para Gray y Khondji a la hora de diseñar cómo iban a rodar la película. También vieron varias películas de los años 70 porque querían que ARMAGEDDON TIME pareciera una película que se hubiera rodado en 1979 o 1980 y que estuviera a punto de ser restaurada. «Nos olvidamos del mal aspecto de las películas de entonces», afirma Gray. «En los 70, tu película solo tenía buen aspecto si contabas con un gran presupuesto. La mayoría de películas de los 70 son como planas. Están ligeramente desvaídas, con muy poco contraste, casi sombrías. Darius y yo queríamos conseguir eso, pero de forma artística».
La única forma de lograr ese efecto era rodar en digital. Como explica Gray, «hoy el celuloide no responde de la misma forma que entonces; la tecnología ha avanzado mucho desde 1980 y los materiales son muy buenos. Así que teníamos que hacer un simulacro. Rodamos con la Alexa 65, después lo pasamos a película, y lo escaneamos para tenerlo digital de nuevo.
«La estética de esta película es de un estilo muy diferente a todo lo que he hecho anteriormente», añade Khondji. «Traté el color y los negros de una forma completamente diferente. Lo hice así porque lo que me contó James acerca de la historia era radicalmente diferente a lo que ningún director me había contado antes. La película está insertada en la realidad, es casi como una película antropológica: el estudio de una familia determinada en una época determinada. Pero al mismo tiempo es completamente ficticia y poética, un espejismo de algo. Me encanta la forma en la que James ha abordado la fotografía de esta película. Porque es 1980, y podría haberlo hecho de forma completamente diferente. Su forma es muy pictórica. Me animó a pintar con la luz».
Gray trabajó codo con codo con los diseñadores creativos y artesanos para recrear los lugares y las personas que tan bien recordaba. Además, llevó álbumes de fotos y anuarios escolares. Y gracias a su padre, un ávido aficionado a la fotografía, se pudo echar mano de un voluminoso archivo familiar. Este tesoro incluía miles de diapositivas, que el equipo del diseñador de producción Happy Massee digitalizó.
Incluso sin las fotografías, Gray era capaz de responder a todas las preguntas de Massee. «James se acuerda de todo. De todo», enfatiza Massee. «Se acuerda hasta del último detalle de su dormitorio, hasta el punto de que podía dibujarlo. Y se emociona mucho con los pequeños detalles, como el papel de pared o una silla. ¡Dimos con una réplica exacta de la lámpara de araña que tenían en el comedor y se puso contentísimo!».
«Copiamos todo lo que pudimos», añade Gray. «El equipo de música hortera, la alfombra verde, el sofá con el estampado verde y turquesa... Los platos eran los mismos que teníamos, así como la mesa del comedor, esa extraña mezcla de modernismo danés con mobiliario de Ethan Allen, la mecedora del dormitorio de Paul... Incluso copié el cartel de “Zona libre de azotes” que dibujé en su momento. Reggie Jackson y Muhammad Ali en la pared... Todas esas cosas vienen de mi infancia».
Esta película es la primera colaboración entre Gray y la diseñadora de vestuario Madeline Weeks, aunque ambos se conocen personalmente desde hace años. Su trabajo consistió en vestir a personajes de varias generaciones, y cada una de ellas debía reproducirse específicamente. Aunque el film transcurre en el otoño de 1980, el vestuario de los personajes bebe de finales de los 70. Como apunta Weeks, «la familia de James no llevaba necesariamente los looks más recientes». «Se pondrían la ropa que tenían desde hacía un tiempo».
El padre de Gray todavía vivía durante la producción de la película, así que el cineasta pudo aportar algunas de sus prendas de la época que fueron útiles para diseñar el vestuario de Jeremy Strong. La madre de Gray compraba del catálogo de Sears Roebuck, y el director y Weeks tomaron como referencia fotos de ella para identificar su ropa con las prendas que estaban a la venta en 1977 y 1978. Además, Anthony Hopkins lleva un sombrero fedora que perteneció al abuelo de Gray.
Todos los intérpretes adultos se involucraron en la elección del vestuario y se aseguraron de que se correspondía con las personas que estaban encarnando. Igual que la madre de Grey, Esther (interpretada por Anne Hathaway) lleva muchos pantalones y prendas de punto. Va conjuntada, pero sin recargarse, no le da miedo llevar rayas o estampados, y prefiere los rojos y azules oscuros. Como la describe Weeks, «Esther busca lo práctico, pero tiene su chispa. Anne y yo queríamos que eso se notara».
Mirando las fotos del padre de Gray, Strong eligió ciertos detalles que conformaban el núcleo de su vestuario como Irving: las camisas de manga corta, siempre planchadas y con una camiseta debajo; pantalones de lana y poliéster propios de un oficinista, y zapatos con cordones. Weeks creó un pequeño armario en el que casi todo tenía tonos terrosos, propios de la época, excepto una chaqueta azul de cremallera, que es el look informal de Irving.
Para el vestuario de Hopkins el enfoque fue el mismo, con líneas sencillas, aunque con un aire más sartorial. Nacido en Liverpool, Aaron Rabinowitz es un hombre especialmente cálido y cercano que viste con ropa atemporal. Así, Hopkins siempre lleva traje en la película, junto con un abrigo. Fue idea del actor llevar prendas un poco grandes, para ponerse según la película avanza y Aaron enferma. Weeks se hizo con una serie de trajes parecidos en el corte y el color, pero gradualmente más pequeños. «Te das cuenta de que con el tiempo el abuelo empequeñece», dice Weeks. «A veces lleva puesto el abrigo en interiores porque quizá tiene un poco de frío o no cae en quitárselo».
La gente que tenga recuerdos de la época quizá reconozca al instante las gafas estilo aviador de Irving, la nevera de color verde aguacate o el conjunto de pantalones y chaleco de Esther. Butan subraya que conseguir que todo estuviera correcto fue un esfuerzo grupal. «Creo que los departamentos de producción y vestuario lo han clavado», dice. «Todos los actores adultos fueron muy exigentes con el vestuario. Estábamos un día en la oficina de producción, y James recibió una llamada de Jeremy Strong. Estaba mirando gafas en una tienda de segunda mano y quería conocer la opinión de James. Todo terminó por encajar. La película no muestra una versión escandalosa de 1979 o 1980, como podría haber sido el caso. Es más una cuestión de autenticidad que de vistosidad».
DANDO VIDA A LOS RECUERDOS: EN EL SET DE ARMAGEDDON TIME...
El rodaje de ARMAGEDDON TIME comenzó el 11 de octubre de 2021 en Nueva York, y duró 35 días.
Aunque el exterior del hogar familiar se rodó a solo 30 metros de la casa donde Gray se crio, Massee y su equipo crearon una copia del interior de aquella casa del barrio de Flushing en Nueva Jersey. Tuvieron que hacer algunos cambios, como recuerda. «No tenía los mismos huesos, la misma estructura. Trasladamos la entrada de un lado de la habitación a otro. Quitamos la chimenea. Tapamos algunas ventanas y abrimos otras.
Entrar a la casa de Nueva Jersey era como entrar en una casa del barrio de Flushing, en el Queens de 1980. Butan recuerda perfectamente el día que visitó el set antes de que las cámaras empezaran a filmar. «Era el segundo o tercer día de trabajo de Jeremy, y entró por la puerta una hora antes de que se le necesitara. Iba ya metido en el personaje, completamente vestido, con un ejemplar del New York Post de 1979 bajo el brazo, y empezó a hablar de las noticias del día a todo aquel que quisiera escuchar. Él sigue el método al 100 % y no abandona al personaje. Continuó haciéndolo con Anne, que le seguía el juego. Así que una media hora o una hora antes de empezar a rodar, empezaba con que si Carter esto, Reagan lo otro, y que si te puedes creer que van a cerrar tal tienda de la esquina... Entonces llegaban los personajes secundarios y entraban en la dinámica, y para cuando tocaba rodar estaban completamente metidos en sus papeles. Creo que también resultó útil con los chicos. Sus interpretaciones son muy naturales».
Otras localizaciones se sacaron de las experiencias personales de Gray, como la manzana en la que vivió o el cine al que iba con su familia. Según cuenta Strong, «era muy poderoso estar en los lugares reales e intentar devolverlos a la vida».
De hecho, Gray vio volver a la vida a la gente a la que amó, con toda su bella e imperfecta humanidad. «Los actores han clavado a las personas que interpretan. Jeremy está igual que mi padre y habla exactamente como él. Y Annie encarna a mi madre de forma asombrosa. Creo que todos los intérpretes sintieron una responsabilidad especial a la hora de encarnar a estas personas. Es difícil expresar lo que para un cineasta significa que un actor esté dispuesto a suprimir y silenciar su propio deseo de “gustar” y, en su lugar, ser simplemente el personaje, esa persona. Y los actores están interpretando a esta gente de forma muy realista, cosa que no es fácil. Es una muestra de valentía. Y me emocionó mucho».
REPARTO Y PERSONAJES...
Hubo que desechar los planes iniciales para la producción de la película en 2020 cuando la pandemia llegó y las sucesivas olas complicaron el proceso de casting y de poner la producción de nuevo en marcha. Por fin, en el verano de 2021, los cineastas pudieron comenzar los preparativos para el comienzo de la producción en octubre de 2021.
Como había escrito la película con sus parientes reales en mente, Gray no tenía ideas preconcebidas sobre el reparto. Recuerda las primeras conversaciones sobre el papel de Esther Graff. «El primer nombre que surgió fue Anne Hathaway. Me pareció una idea fabulosa; me encanta su trabajo y ha ofrecido interpretaciones asombrosas en películas como La boda de Rachel, de Jonathan Demme. Tuvimos mucha suerte fichándola».
Hathaway se comprometió con el proyecto tras leer el guion en primavera de 2020. «Recuerdo que mi primera reacción fue de ternura absoluta», señala. «Conociendo la fuerza de James como narrador emotivo y visual, veía totalmente cómo podía convertir ese guion tan profundamente personal en una película conmovedora y provocadora. Era una narrativa personal ambientada en un momento histórico significativo en Nueva York, Estados Unidos, y yo tenía mucho interés en formar parte del proyecto».
Además de hablar en profundidad con Gray de su madre, Hathaway investigó otras áreas que tuvieran peso en la mujer que iba a interpretar, como la política del momento, la historia familiar, su religión y su estatus económico. «Quería familiarizarme con el mundo en el que Esther había crecido, así como con el mundo en el que crecieron sus padres», explica.
Esther es una persona que rara vez se detiene a descansar; además de ser profesora de Economía Doméstica y presidenta del APA, decidió presentarse a formar parte del consejo escolar del distrito. Hathaway la describe como «una matriarca que aspira a lo más alto, a pesar de su entorno humilde. Ve la senda para que su familia ascienda, solo que el camino es precario. La conocemos en un momento de su vida en el que su idealismo, que la ha mantenido en pie en momentos duros, se topa con una realidad que no se ajusta a sus esperanzas. Vi en ella a una mujer de enorme pasión, concentración, determinación, vulnerabilidad, tristeza y amor».
Hathaway cree que Esther y su hijo pequeño comparten una afinidad particular que complica su vida como madre. En sus propias palabras, «Esther y Paul se entienden. De todos los miembros de su familia, si excluimos al padre, Paul es con quien mejor se lleva; le hace reír como nadie, pero también sabe cómo buscarle las cosquillas. Esther teme que su hijo no vaya a encontrar su lugar en el mundo, y mantenerlo a salvo y protegido es su preocupación número uno».
Cuando se estaba realizando el casting de la película en 2021, Gray aún no había visto la serie de HBO Succession y no estaba familiarizado con su protagonista, Jeremy Strong. «Un amigo mío no hacía más que insistirme en que tenía que ver la serie, que era muy buena y que uno de los actores, Jeremy Strong, hacía un papel brillante. Cómo no, me enganché y me quedé totalmente impactado con la interpretación de Jeremy. Nos reunimos por Zoom y decidimos ir adelante con ello».
Strong aún no había leído el guion cuando tuvieron su primera reunión por Zoom, pero conocía muy bien las películas de Gray. «Creo que James es brillante y lo considero realmente uno de los grandes cineastas contemporáneos. Hay un puñado de directores con los que siempre he querido trabajar y él es uno de ellos», asegura. «Luego leí el guion y me entusiasmó. Es raro leer algo con ese doble efecto, que sea a la vez algo íntimo e histórico. Es sobre un muchacho y sus padres en ese momento concreto de la historia, en ese barrio en particular, en una casa concreta de Queens, pero a la vez es la historia del origen de un artista y es la historia de origen de la época que estamos viviendo ahora. E Irving era uno de esos papeles que cobraba vida con solo leerlo».
Strong llegó a Nueva York y se puso a documentarse de todo lo que pudiera saber sobre el padre de Gray y sobre la vida del cineasta en su infancia. «Había mucho que asimilar: quién era y lo que le gustaba; la música que escuchaba y qué le interesaba. James y yo recorrimos Queens y me hizo una especie de tour del mundo de James. Y yo le iba haciendo un millón de preguntas, tratando de componer una imagen de quién era su padre para interiorizar parte de ello y luego desecharlo. No quería imitar al padre de James, sino tratar de entender la esencia de aquel hombre».
Irving no tiene una relación fácil con ninguno de sus hijos, pero no cabe duda de que se toma muy en serio su responsabilidad como padre. Según Strong, «Es producto de otra generación y tuvo una infancia muy difícil. Tiene su temperamento, es como si llevara una olla a presión dentro. Intenta ser un pilar de la familia. Quiere que sus hijos tengan la oportunidad de vivir una vida más fácil y mejor de la que él tuvo. Creo que le cuesta mucho sentirse cercano a la gente. Pero tiene momentos muy cálidos y, en mi opinión, lo intenta. Por eso descubrimos manantiales de amor y generosidad en un personaje que parece muy limitado en esos aspectos».
El proyecto atrajo a Anthony Hopkins por diferentes razones. «He visto muchas de las películas de James Gray, y creo que en ellas hay muchas capas sobre las relaciones familiares. Es un director muy astuto, muy preciso», subraya el actor. «Me resultaba interesante hacer una película sobre una familia en esta parte de los Estados Unidos».
El abuelo de Gray pasó sus primeros años en Escocia, donde su madre había buscado refugio después de que los cosacos asesinaran a sus padres. Según el director, «él siempre se comportaba de forma muy educada, es algo que nunca abandonó y que creo que tomó de Inglaterra. Era como Tony en la película, con la camisa blanca abotonada hasta arriba, la corbata... Siempre tenía un aire muy formal».
Para interpretar a Aaron, Hopkins echó mano de los recuerdos de su propio abuelo, a quien estuvo muy unido. Y aprovechó esos recuerdos especialmente para una escena clave hacia el final de la película, en la que Aaron y Paul lanzan la maqueta de un cohete en la Feria Mundial de 1964 en Flushing Meadows. «Recuerdo esa última mirada de mi abuelo, como si ya se estuviera yendo», dice Hopkins. Al comprender que Paul está dudando sobre cómo responder al flagrante racismo del que está siendo testigo en su nuevo colegio, Aaron es muy directo para dejar las cosas claras, y usa palabrotas para hacerse entender. Tal como lo ve Hopkins, «Aaron se está despidiendo de Paul: le dice que piense en grande, que sea amable y compasivo, y que recuerde que es humano. Que no intente ser perfecto. Que dé lo mejor de sí, pero que no acepte la intolerancia y el racismo. Que alce la voz».
Mientras que el casting de los protagonistas adultos fue relativamente sencillo, encontrar actores jóvenes para interpretar a Paul y Johnny fue una tarea más ardua. «Cuando buscas a chicos de esa edad, no hay una filmografía que consultar», explica Butan. «Tienes papeles muy pequeños y muchas lecturas de guion. James y Doug Aible, el director de casting, hicieron un amplio trabajo de búsqueda».
El proceso llevó a Gray a contratar a Banks Repeta como Paul, y Jaylin Webb como Johnny. «Ambos parecían tener en sus pruebas de cámara mucha vida interior, alma. Cuando quieres obtener buenos resultados de un actor joven, especialmente a esa edad, buscas inteligencia, cierta sensibilidad, conciencia, inteligencia emocional. Banks y Jaylin tenían todo eso de sobra. Fue un placer trabajar con ellos».
Repeta pudo comprender mejor a su personaje gracias a las numerosas conversaciones que mantuvo con Gray. «Paul es un soñador, un artista y un rebelde», dice. «James me contaba cómo se pasaba el día soñando despierto, especialmente en el colegio. Cómo hacía caricaturas de sus profesores y aprovechaba su talento para ser el payaso de la clase. También me contaba cómo hacía lo que quería; por ejemplo, su madre preparaba unas comidas muy elaboradas, pero si él quería empanadillas, las conseguía».
Tal y como Repeta lo cuenta, Paul comienza sexto de primaria en un estado de ignorancia feliz. «Para Paul, nada puede ir mal», explica el joven actor. «Es dueño de todo, es el rey del mundo. Especialmente cuando conoce a Johnny el primer día de clase».
Pero las cosas sí empiezan a ir mal, y aprender a gestionar eso es parte del proceso de hacerse mayor. Eso hace que la relación con el abuelo Aaron sea aún más valiosa. «Paul vive en un mundo en el que el profesor se porta claramente mal con Johnny, pero su abuelo le enseña cómo ser buena persona», dice Repeta. «James decía que su abuelo era su persona favorita, y que le hacía sentir que podía hacer todo lo que quisiera, incluso con su talento. Su abuelo le enseñó a defender a quienes tienen menos que él».
Webb también sintió que Gray fue muy generoso a la hora de describir cómo era el Johnny real y aquella amistad que fue tan importante para él. «Incluso durante el proceso de casting», rememora Webb, «cuando no sabía si iba a conseguir el papel, James me daba todas las claves sobre Johnny. Así que pude conocer hasta el último detalle sobre él. Y eso me ayudó muchísimo para entrar en el personaje».
Johnny se enfrenta a fuentes de angustia de las que no habla. Prueba de ello son sus prendas y zapatos de segunda mano, pero los adultos del colegio no se dan cuenta. Y cuando se mete en problemas, nadie se esfuerza en comprobar si algo va mal en su casa, o si necesita ayuda. «La vida de Johnny es muy dura», afirma Webb. «No tiene padres. Vive con su abuela, pero ella sufre demencia y no recuerda nada. Así que es como si viviera solo. Sus profesores lo amedrentan. Guarda mucha ira en su interior. No tiene los privilegios que la mayoría de los demás chicos sí tiene».
Webb ve cierto tipo de soledad en Johnny, por lo que su amistad con Paul trae algo de esperanza a su vida. «Johnny es como el payaso de la clase», comenta Webb. «Pero la gente no sabe nada de su vida personal. Tiene amigos, pero se pasa ensimismado gran parte del tiempo. Le cuesta relacionarse. Paul y él conectan porque a los dos les gusta el espacio y la música. Ambos tienen un lado rebelde, les gusta pasárselo bien. Paul es como una luz que devuelve a Johnny a la vida. Y se hacen uña y carne».