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NOTAS DE LOS DIRECTORES...
La alegría de una colaboración creativa como la nuestra es que podemos escribir dos películas a la vez. En 2016, esos guiones eran cada uno de ellos una oda al género del terror: Un lugar tranquilo y LA CASA DEL TERROR. Si Un lugar tranquilo era nuestra loa al terror “de prestigio” y un intento de elevar ciertas convenciones del género más que trilladas, LA CASA DEL TERROR era nuestro contrapunto, una sensación de que no hace falta “elevar” el terror para que sea maravilloso. Suponía un regreso a los clásicos elementos básicos del género de terror slasher, perfeccionados por nuestros héroes, como John Carpenter y Tobe Hooper, películas que te sumergen en una montaña rusa de terror y te acechan en tus pesadillas mucho después de haberse acabado los títulos de crédito.
Nuestro enfoque con LA CASA DEL TERROR se vio influido por dos obsesiones particulares nuestras: nuestra pasión por las películas sencillas y directas de serie B y nuestra experiencia común de habernos criado juntos en Iowa, frecuentando de adolescentes los mismos lugares favoritos. Los lugares típicos de nuestro pueblo natal no eran instituciones relucientes financiadas comercialmente como Universal Horror Nights, sino más bien fábricas abandonadas de terror. Asustaban a la comunidad con su estética mínima, reducida a los elementos esenciales de óxido, ladrillo y oscuridad, y valiéndose del minimalismo para avivar tu imaginación. Esas experiencias tempranas conformaron nuestro enfoque general a la hora de hacer cine, enseñándonos la importancia de “lo que no ves da aún más miedo”. Es una lección que se infiltró en la estructura básica tanto de Un lugar tranquilo como de LA CASA DEL TERROR, dos guiones que se escribieron sin garantía alguna de que alguna vez llegaran a cobrar vida en la gran pantalla. Pero, para nuestra enorme sorpresa y buena fortuna, ambos proyectos recibieron luz verde simultáneamente.
Uno de nuestros colaboradores clave en LA CASA DEL TERROR fue Eli Roth. Nos criamos como fans de la filmografía de Eli y tratamos sus comentarios en DVD como una especie de escuela de cine. Cuando nos enteramos de que a Eli le había encantado el guion y quería embarcarse en el proyecto como productor, nos sentimos entusiasmados, pero también muy conscientes de ese viejo dicho: “No conozcas nunca a tus héroes”. Para nuestro gran alivio, Eli no solo es un ser humano fantástico y un gran cinéfilo, sino que nos brindó un apoyo tremendo a lo largo de todo el proceso, empezando por el guion. Para un cineasta famoso por la casquería y los desmembramientos, nos sorprendió descubrir que Eli siempre se centraba ante todo en los personajes. Nos encantó ese instinto, ya que se correspondía con el propio nuestro: crear personajes que gusten a los espectadores, de modo que, a medida que se acumulen los muertos, se sientan más implicados emocionalmente.
En nuestra búsqueda de una dinámica de grupo realista, estudiamos otras películas más recientes, como Green Room y la comedia de Richard Linklater Todos queremos algo, pero buena parte del mérito de la química entre los personajes corresponde a nuestro asombroso reparto. Katie Stevens, Will Brittain, Lauryn McClain, Andrew Caldwell, Shazi Raja y Schuyler Helford crearon todos personajes llenos de matices, con historia y una verdad personal, y nos sentimos muy agradecidos de haber colaborado con todos y cada uno de ellos. Nuestro elenco de villanos también se vio reforzado por un talento increíble, que incluye a Chaney Morrow, Damien Maffei y uno de nuestros colaboradores más antiguos, Justin Marxen, con quien hemos trabajado desde nuestras primeras películas estudiantiles, cuando éramos niños.
Rodamos durante varias semanas a lo largo del otoño en Kentucky (capital no oficial de las casas encantadas, según Wikipedia) en una fábrica de lácteos abandonada, donde nuestro ingenioso equipo artístico –encabezado por el diseñador de producción Austin Gorg– construyó una casa encantada funcional. En los fines de semana, llevábamos al reparto y al equipo a lugares favoritos de la zona, no solo para estudiar la estética y ayudar a que se asentara la dinámica del reparto, sino simplemente para disfrutar de la temporada de Halloween, como si fuéramos todos niños otra vez.
Uno de los momentos más mágicos del rodaje fue el 31 de octubre. De algún modo, por casualidad o deliberadamente, pudimos realmente filmar una película de casa encantada de temática de Halloween durante el propio Halloween. Ese día podía sentirse una energía especial en el set, hasta los miembros del equipo técnico se presentaron disfrazados. Algunos de nuestros productores, nosotros mismos incluidos, nos disfrazamos de personajes de LA CASA DEL TERROR. Fue un día que tardaremos en olvidar, ya que sirvió para recordarnos qué fue lo que nos llevó a emprender esta descabellada carrera... Halloween es sencillamente como el mundo del cine: máscaras, fantasía, una pizca de terror y una buena dosis de diversión.