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CRITICA
Por: PACO CASADO
La producción de películas del género de terror parece que está decayendo, a pesar de que cierto sector de público, especialmente los más jóvenes, siguen acudiendo a verlas.
Una prueba de ello es la baja recaudación que ha obtenido este film en su exhibición mundial, posiblemente porque lo que se nos ofrece lo hemos visto ya muchas veces, con ligeras variantes y distintos decorados, ya que la historia se repite una vez más.
Sin ir más lejos hace poco más de tres meses veíamos la titulada Historias de miedo para contar en la oscuridad (2019), dirigida por Andre Ovredal, y producida por el director mexicano Guillermo del Toro, que contaba en un principio un argumento similar de varios jóvenes que también entraban en una casa embrujada, aunque en ese caso no era una atracción de feria y al menos tenía unas variantes más originales mezcladas con algo de fantasía.
Aquí el argumento se repite, de nuevo, ya que también sucede en la fiesta de Halloween durante la cual seis amigos, Harper, Nathan, Bailey, Evan, Angela y Mallory, deciden entrar en una casa encantada, una especie de atracción de feria, que promete alimentar sus miedos más oscuros y así dar rienda suelta a su imaginación, pasándolo bien.
Una de las normas o recomendaciones que se les pide al entrar es que se depositen los móviles en la caja de seguridad y hacer siempre caso a los empleados, entre otras.
Pero rápidamente se darán cuenta de que no todos ellos tienen buenas intenciones cumpliendo con su trabajo para producir miedo, ya que las pesadillas que están viviendo no son fruto de su imaginación o de sus sueños, sino que son tan reales como la vida misma, ya que el inmueble encierra una terrible maldición que sacará a la luz sus mayores terrores que hayan vivido nunca.
Su estancia en la casa se volverá no sólo peligrosa, sino decididamente mortal.
En esta ocasión 'La casa del terror' (2018) está igualmente producida por un especialista en el género como Eli Roth, también director de algunos títulos de esa clase como Cabin Fever (2002), Hostel (2005), Hostel 2 (2007), entre otros.
La historia se va haciendo cada vez más confusa metidos todos en los diferentes pasadizos y habitaciones por los que se van repartiendo y nunca sabemos cual es la posición de cada uno de ellos con respecto a los demás, sobre todo cuando se introducen en túneles o pasadizos en los que se van encontrando diversas trampas, algunas bastante sádicas, que en algunos momentos nos recuerdan a los macabros juegos de la serie 'Saw' o por la motosierra a La matanza de Texas (1974) y por las máscaras y las de payasos a las muchas de este género.
Y como es recurrente, algo inevitable y previsible, poco a poco van cayendo asesinados de las formas más viles y crueles cada uno de los componentes del grupo, salvándose, como era lógico, la protagonista.
Esta cinta independiente no tiene una mala factura, algo que ya es bastante habitual, aunque la puesta en imágenes es reiterativa y poco o nada original por parte de los directores Scott Beck y Bryan Woods, criados juntos en Iowa, que ya han realizado cinco largometrajes con éste, varios de ellos codirigidos, y ambos aficionados a las películas de terror de serie B.
L a interpretación en este caso es discreta como suele ser por parte de los jóvenes actores protagonistas en este tipo de films, que no tienen más que poner cara de susto y saber gritar.
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