14 Mayo 2022. La palpitante obra de cineastas emergentes irrumpe en las secciones a competición del 19 Festival de Cine Africano-FCAT.
Las primeras y segundas obras de cineastas africanos emergentes marcan la sección oficial de largometrajes del Festival de Cine Africano-FCAT: Hipermetropía, al igual que viene ocurriendo en la sección de cortos, En Breve. Ampliando el foco al resto de secciones de esta edición (Afroscope, Entre la tinta y la pantalla, la Tercera raíz, Miradas Españolas y las sesiones especiales) un tercio de toda la programación está dirigida por mujeres. 19 directoras brillan tras la cámara en un mar de más de medio centenar de películas. Asuntos como el exilio y el retorno, el papel de las mujeres y el de la comunidad LGTBI recorren las temáticas de muchos de los filmes de la 19 edición del FCAT.
El festival volverá a ser híbrido con proyecciones tanto en las salas de Tarifa como en las extensiones del FCAT y se podrá seguir desde casa a través de la plataforma Filmin.
Películas de Ruanda, Túnez Egipto, Haití, Mali, Benín, La Reunión, Etiopía, República Centroafricana, República democrática del Congo y, por primera vez, un filme de Santo Tomé y Príncipe compiten en esta edición en la sección oficial de largometrajes llamada Hipermetropía. La presencia africana en los grandes festivales internacionales fue una gran cosecha el pasado año tras la pausa pandémica y volvieron a celebrarse los grandes festivales del continente africano después de casi tres años de ausencia.
Los diez títulos de Hipermetropía se encuentran entre los más osados a nivel formal e impregnados de una gran poesía visual. La mayoría son obras de jóvenes realizadores, películas que dialogan entre ellos sobre las cuestiones del exilio, desde el sueño de un lugar idealizado (Faya Dayi, de Jessica Beshir, Etiopía) al desarraigo, la violencia del país de acogida (Lèv la tèt dann fenwar, En las brumas de la noche, de Erika Étangsalé, de la francesa Isla de La Reunión). Otro asunto es la lucha por la dignidad (Xaraasi Xanne, Voces cruzadas, de los malienses Bouba Touré y Raphaël Grisey).
Películas que proponen una representación de la mujer alejada de los clichés (Black Medusa, de Ismaël y Youssouf Chebbi, Túnez), de su emancipación y empoderamiento (Feathers, del egipcio Omar El Zohairy y Freda, de Gessica Géneus, filme de Haití y Benín), pero también que subrayan la necesaria liberación de los hombres de sus propios grilletes mentales (Une histoire d’amour et désir, Una historia de amor y deseo, de la tunecina Leyla Bouzid).
Películas que vuelven sobre los traumas y los episodios olvidados de la historia (el documental Constelaçoes do Equador, de Silas Tiny, primer filme de Santo Tomé y Príncipe en el FCAT); un retrato de las preocupaciones y las aspiraciones de la juventud (Nous, étudiants!, Nosotros ¡estudiantes!, de Rafiki Fariala, de la República Centroafricana); o la proyección de una visión afrofuturista, anticolonialista, anticapitalista y queer del continente (Neptune Frost, de los ruandeses Saul Williams, Anisia Uzeyman).
En Breve, la sección competitiva dedicada al cortometraje continúa siendo una incubadora de talento en el continente africano. Este año, la selección competitiva de cortos reúne obras de procedencias, estilos, géneros y temáticas muy variadas, pero que tienen en común el hecho de poner de relieve, de forma directa o más sutilmente, las violencias del mundo: la violencia colonial (Écoutez le battement de nos images, Escuchad el latido de nuestras imágenes, de Audrey & Maxime Jean-Baptiste), de la representación colonial (Kapita, documental de Petna Ndaliko Katondolo) y la resistencia a la dominación colonial (Mangrove School, de Filipa César & Sónia Vaz Borges).
Asimismo, la violencia de la guerra (Vou Mudar a Cozinha, Voy a cambiar la cocina, de Ondjaki), la violencia de género (Imuhira, de Myriam Uwiragiye y Microbus, de Maggie Kamal); la violencia emocional de dejar la infancia (Astel, de Ramata-Toulaye Sy) y la violencia del exilio y desarraigo (Egúngún, Mascarada, de Olive Nwosu).
La comedia tampoco falta en esta selección, a través del metacine en un estreno internacional (The Unusual Kinky Quaint Peculiar Weird Strange Rum Queer Odd and Bizarre Day of a Shadow Man, de Hary Joel) o del realismo mágico (Precious Hair & Beauty, Salón de belleza de John Ogunmuyiwa).
Senegal, Guayana francesa, Reino Unido, Nigeria, Egipto, Madagascar, Angola, Congo y Ruanda son los países representados en la sección En Breve.
El jurado internacional que decidirá los largometrajes ganadores de la sección Hipermetropía -Mejor Largometraje de Ficción, Premio Casa África de Cine al Mejor Largometraje Documental, Mejor Actriz y Mejor Actor- en la 19 edición del FCAT lo conformarán: el director y artista visual lesotense Jeremiah Lemohang Mosese, quien ha pasado por el FCAT con películas como Madre, me ahogo. Es mi última película sobre ti (2019) o No es un entierro. Es una resurrección (2020), película que ganó más de treinta premios, incluso el Premio del Jurado a la realización de películas visionarias en el festival de Sundance 2020. Lemohang Jeremiah Mosese ha sido miembro del jurado en numerosos festivales, entre ellos, el de Berlín, Rotterdam y Locarno. Ha sido invitado a dar clases en diversas instituciones como la Universidad de Cambridge y en esta edición impartirá una master-class dentro de El Árbol de las palabras, el foro del Festival de Cine Africano.
Lo acompañarán la cineasta, activista y programadora de cine, Valérie Osouf, directora de documentales afincada en París, que pasó su juventud en Dakar. Durante muchos años, ha centrado sus trabajos fílmicos en la Historia colonial francesa y sus resonancias contemporáneas, antes de realizar un retrato del cineasta Abderrahmane Sissako en sus espacios de vida y de cine, de Malí a China, pasando por Rusia y Mauritania.
El tercer miembro será el director adjunto y de programación de la Filmoteca Española, Carlos Reviriego, también escritor y periodista, quien ha coordinado la sección de cine de El Cultural (El Mundo) desde 1999 a 2016 y fue redactor jefe de Cahiers du cinéma en España. En las páginas digitales de El Cultural lleva el blog Otras pantallas, además de publicar en la revista Sofilm España.
Por su parte, el jurado andaluz decidirá el palmarés dedicado al cortometraje en la sección En Breve. Estará integrado por Andrés Vega Moreno, director del festival Andalesgai; la productora onubense Inés Nofuentes y la cineasta y fotógrafa granadina, Nocem Collado.
Afroscope ofrece cinco títulos relevantes del año 2021, entre ellos los que abren y cierran el FCAT 22, Caminar en el agua (Níger) que será la película inaugural del FCAT y La mujer del sepulturero (Somalia) como película de clausura, ambas presentadas en el pasado festival de Cannes.
A ellas se unen, Aya, el relato iniciático de su protagonista y su primer amor filmados con una belleza inolvidable. Un híbrido entre la realidad y la ficción que denuncia los efectos del cambio climático. The rumba kings, que celebra la épica historia de la República Democrática del Congo, una nación africana que luchó contra la opresión colonial, encontró la libertad y forjó una nueva identidad a través de la creación de un nuevo género, la rumba congoleña; y Timkat alude y centra su historia en la celebración que conmemora el bautismo de Cristo en el río Jordán en la ciudad de Gondar (Etiopía).
La sección dedicada al cine español que hace guiños al continente africano se centra este año en la inmigración marroquí en España con tres cortometrajes y un largo que se proyecta al aire libre: Seis días corrientes, de Neus Ballús, que gira en torno a una semana en la vida de Valero, Moha y Pep, trabajadores de una pequeña empresa de fontanería y electricidad de las afueras de Barcelona.
Los cortometrajes serán Casablanca para volver, de Pedro Sara; el corto almeriense Farrucas, de Ian de la Rosa y el también andaluz Las alturas, corto de animación de Alejandro Salgado sobre la dura realidad de las porteadoras.
El Festival de Cine Africano-FCAT no solo se detendrá en el cine del continente vecino, si no que, como ocurre en cada edición, mirará hacia la afrodescendencia en el mundo, con especial interés en la latinoamericana. Las diásporas africanas en todo el mundo constituyen una valiosa fuente de patrimonio común de la humanidad, por ello la sección paralela La tercera raíz ofrecerá en Tarifa películas que siguen las huellas de la diáspora en países americanos en un acercamiento que permite enlazar desde una perspectiva cinematográfica la visibilidad e invisibilidad del negro en un continente donde la población afrodescendiente alcanza los 200 millones de personas de un total de 625 millones de latinoamericanos.
En la 19 edición del festival prevalecerá la cinematografía de la República Dominicana, donde el legado cultural de África está presente en todos los ámbitos de la vida de este pueblo. Cuatro filmes de este país (Bantu mamá, de Iván Herrera; Liborio, de Nino Martínez Sosa; Mal de caña, de Juan A. Zapata; y Vals de Santo Domingo, de Tatiana Fernández Geara), que tendrá subtítulos para no oyentes ilustrarán el legado de los creadores audiovisuales afrodescendientes.
Esta edición el Festival de cine Africano-FCAT tendrá una sesión especial en Algeciras, con la proyección de la película El universo de Oliver, del algecireño Alexis Morante. Rodada en el Campo de Gibraltar, la proyección especial contará con la presencia de su director y de uno de sus protagonistas, el actor Salva Reina. Esta sesión forma parte del proyecto Salto del eje, promovido por el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, organizado por la federación Pantalla, el Festival de Cine Africano (FCAT) y las organizaciones sociales Fundación Márgenes y Vínculos y Coordinadora Alternativas que con el apoyo de Red Eléctrica Española ponen en marcha un programa piloto de creación cinematográfica para fomentar la inclusión social de adolescentes en el Campo de Gibraltar.
La programación del FCAT cuenta finalmente con tres sesiones especiales: una que rinde homenaje a la cineasta marroquí Dalila Ennadre, fallecida en la primavera de 2020 tras una larga enfermedad, mientras montaba su última obra. El FCAT mostró varios de sus documentales sobre la vida cotidiana en Marruecos o sus retratos de mujeres, impregnados de una gran sensibilidad y militantes en muchos aspectos. Gracias a su montadora, Catherine Mantion, a su hija Lilya y un grupo de amigos cineastas, su obra póstuma Jean Genêt, Nuestro Padre de las Flores ha podido ver la luz.
Asimismo, el FCAT tampoco ha querido perder la oportunidad de presentar la versión recién restaurada de la escandalosa película culta, Rostros de mujeres. Ganadora de varios premios en el festival de Cannes en 1985, la obra del marfileño Désiré Ecaré es destacable por la lectura política y erótica que hace de la feminidad africana, por ser un canto lírico y vital a la libertad de los cuerpos y de las mentes.
Por último, el Festival de Cine Africano, que apoya desde sus primeras ediciones el desarrollo del cine en Guinea Ecuatorial, presenta la película ecuatoguineana que la Dirección de Centros Culturales, Teatros y Cines del Ministerio de Cultura, Turismo y Promoción Artesanal de Guinea Ecuatorial han elegido para esta 19 edición, con apoyo de Casa África. Se trata del cortometraje Pumapunku de Zacarías Mbula Masebo Ebana, miembro del colectivo CIPCGE.