23 Octubre 2024. Miguel Gomes, director de ‘Grand Tour’: «Hacer películas es siempre una aventura, algo que nos permite abrir la puerta y salir».
. Miguel Gomes, reconocido cineasta portugués con más de veinte años de trayectoria, ha presentado hoy el estreno en España de Grand Tour, película que compite por la Espiga de Oro en la 69ª Seminci. El autor de títulos como Tabú (2012) y Las mil y una noches (2015) ha vuelto al Festival tras haber sido presidente del jurado internacional en la edición de 2018. Ahora, con su noveno largometraje, el realizador se mantiene como una fuerza arrolladora en el medio, firmando un cine que regala al espectador las ganas de vivir y descubrir.
Grand Tour, coproducción entre Portugal, Italia y Francia, se desarrolla en 1918 y narra la historia de Edward, un funcionario del Imperio Británico que, el día que su prometida Molly llega a Birmania, entra en pánico y huye para recorrer (el denominado Grand Tour) varios países de Asia antes de casarse. Gomes parte de la lectura de un diario ficcionado de Somerset Maugham, autor de El velo pintado o El filo de la navaja, para desarrollar su particular noción de la aventura en esta insólita obra, candidata a los Oscar por Portugal.
La película se rodó tanto en estudio como en los países que visita su protagonista. A la hora de decidir los lugares donde rodar, Miguel Gomes ha ahondado: «Nuestro criterio era el placer. Hoy en día parece que ya lo sabemos todo del mundo. Con Google Maps y sus billones de imágenes parece que todo está visto. Es muy difícil deslumbrarnos con el mundo y siento que hay que recuperar eso. Cuando nos enfrentábamos a un lugar y decíamos ‘wow’, ahí nos entraban las ganas de filmarlo, de inventar un espacio dentro de la película para capturar la gracia y la belleza del mundo», ha compartido Gomes.
Lo anterior no estuvo exento de retos, como el de definir la mirada con la que enfrentarse a territorios ajenos. Al respecto, el cineasta ha dicho: «Queríamos trabajar con el imaginario que se ha construido en la historia del cine, algo que ha variado mucho. Por ejemplo, el cine que hizo Josef von Sternberg con Marlene Dietrich a principios de los 30 refleja cómo Occidente veía a Asia en ese momento. Pero también queríamos volar a otro lugar. Para mí hacer películas es siempre una aventura, algo que nos permite abrir la puerta y salir. Puede ser a un lugar muy lejos o más bien cerca, pero en esencia es lo mismo. Se trata de llegar a un lugar que no es el propio e intentar percibir lo que hay, mirar y descubrir algo que nos dé ganas de compartir con el espectador».
«El gran director portugués Manuel de Oliveira decía que si quería transmitir un mensaje iba al correo, que era más barato», ha añadido Gomes entre risas. «El cine no es para decir; es para compartir algo. Para que, con suerte, el espectador pueda decir algo por sí mismo y llegar a sitios distintos también».
Sobre el proceso creativo de la película, Gomes ha anotado: «Trabajo con un grupo de guionistas que reinventan el guion a medida que vamos filmando. Muchas veces el productor principal me dice que hay problemas de presupuesto, que no puedo filmar lo que tengo en el guion. Y yo me pregunto: ¿Qué hacer cuando esto pasa? Puedo escribir una versión más pobre del guion inicial o puedo invitar a la gente que lo escribió conmigo para que juntos reinventemos la manera de filmar. Cada día de rodaje lo acabábamos con una cerveza, conversando sobre cómo íbamos a rodar lo que correspondía al día siguiente».
También ha resaltado que en su obra esto ha sido siempre un proceso muy orgánico: «No trabajamos de una forma lineal en el sentido de primero escribir, luego rodar, luego montar… En este caso, empezamos filmando lo que llamamos el archivo de viaje, las imágenes del mundo contemporáneo en Asia, antes de escribir la primera línea de guion. Después volvimos a Lisboa para inventar la ficción a partir de esas imágenes. Ese fue el momento inicial de nuestra aventura».