Frank Tashlin es un cineasta olvidado. En España, además de que no se había estrenado una obra suya desde hace dos años.
Frank Tashlin es un cineasta olvidado. En España, además de que no se había estrenado una obra suya desde hace dos años, había sido ocultado por el brillo de un genial actor que trabaja con él: Jerry Lewis. Este olvido es tan absolutamente injusto, como lo es el darle importancia sólo a Lewis, y hablar sólo de éste.
Siendo un autor de excepcional talento, con una formidable inteligencia creadora de “gags”, con un ritmo en la cámara excelente, con una vida inmensa en cada film, sólo deseó ser sincero con él.
Que son los objetos?. Según el diccionario, todo lo que puede ser materia de conocimiento o sensibilidad por parte del sujeto, incluso éste mismo.
Vamos ahora a prescindir del objeto como fin o motivo de una acción y como sujeto. Lo entenderemos simplemente como cosa. En este sentido, es todo ser material, natural o artificial, que posee una forma y unas cualidades, y desempaña un oficio. Podríamos decir que los objetos son todo lo que nos rodea.
En el cine, los objetos están presentes, pero la mayoría de las veces como algo con lo que el hombre se relaciona, algo que el hombre coja o maneja, absolutamente subordinado al sujeto inteligente. La lluvia en Fleischer y la nieve en Mann, son dos casos excepcionales.
Pero ha sido conocer “¿Qué me importa el dinero?” y “Lio en los grandes almacenes”, cuando he descubierto que puede existir en el cine otra relación con los objetos. Y que es la que desarrolla Tashlin en todas su obras.
La esencia del cine cómico radica en los objetos. En la conversación en héroes de los objetos. Pero es que en Tashlin, esos objetos ya heroizados cobran absoluta presencia de protagonistas adquieren en su tratamiento proporciones inmersas, y se llega a la completa deificación o conversión en dioses. De aquí, y del culto divino que Tashlin tributa a sus baúles, televisores, latas de conservas, cajas de zapatos, juguetes, automóviles… lo de apoteosis de los objetos.
Lo que diferencia a Frank Tashlin del resto de los autores cómicos es, sin duda, que en él los objetos existen por sí mismos, viven independientemente de sus relaciones con el hombre. Son algo más que simples objetos que se rompen. Algo más que seres materiales sin vida. Son auténticos diocesillos, que corren, saltan, brincan, botan y vuelan libremente.
En Tashlin, los objetos no son simplemente materias prefabricadas, sino seres dotados de un alma interna y externa. Corren por los suelos, se caen por las ventanas, vuelan por las habitaciones, tienen un esqueleto, cumplen una misión, y el hombre se relaciona con ellos como con algo vivo, de lo que ha de desconfiar en cada momento.
“La apoteosis de los objetos es en realidad y la base de su comicidad. Jerry Lewis en los últimos Tashlin es un objeto con sentimientos, al que la cámara le busca su punto de vista cómico, que como objeto ha de tener.
Dentro del cine cómico americano hay una radical diferencia entre la comicidad de Frank Tashlin y Jerry Lewis, y la comicidad de Blake Edwards, Richard Quine y Stanley Donen. Dos caminos completamente opuestos de concebir y realizar cine cómico.
Texto escrito por BERNABÉ LÓPEZ GARCÍA en 1965