CRITICA "SON OF BABYLON"
Título original: Son of babylon. Nacionalidad: Irak, Inglaterra, Holanda, Francia, Emiratos árabes, Egipto, Palestina, 2010. Dirección: Mohamed Al-Daradji. Argumento: Mohamed Al-Daradji. Guión: Jennifer Norridge, Mithal Ghazi. Fotografía: Mohamed Al-Daraji, Duraid Al-Munajim. Color. Música: Kad Achouri. Intérpretes: Yaser Taleeb, Shehzad Hussen, Bashir Al-Majid. Duración: 91 minutos. Estreno: 8 noviembre 2010. Local: Festival de Sevilla.
Por PACO CASADO
En una coproducción múltiple, Irak presenta al Sevilla Festival de Cine Europeo esta Son of Babylon (2010), tras participar en los Festivales de Sundance, San Sebastián y Berlín, certamen éste último en el que logró dos premios, el de la Paz y de Amnistía Internacional, justamente ganados por lo que representa su argumento. Posteriormente ha sido designada por Irak para competir por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Una abuela kurda y su nieto, Ahmed de 12 años, que no conoce a su padre, recorren 900 kilómetros de Norte a Sur de Irak hasta llegar a Babilona donde piensa ella que está su hijo en una prisión. Tras las peripecias que les suceden por el camino (ella solo habla kurdo y el chico le traduce el árabe) terminará por buscar en alguna de las miles de fosas comunes que dejó la guerra para albergar a los muchos caídos en el conflicto con Saddam Hussein.
Ahmed, que en principio quiere ser soldado, como su padre, acabará por desear la profesión de músico de su progenitor, del cual conserva una flauta que toca, sin saber, constantemente por el polvoriento camino.
El guión, que se ha basado en algunas experiencias vividas por el director, elige la fórmula de road movie de estas dos personas tan distantes en edad, para unir a dos generaciones: la vieja inmersa en la tristeza y el dolor de perder a su hijo y la otra más joven, ilusionada y con la esperanza puesta en el porvenir.
Entre tanto como telón de fondo los desastres de la guerra debidos a la dictadura, la invasión norteamericana, el sufrimiento producido por el odio, el fanatismo y la venganza, frente a la voluntad del pueblo iraquí que trata de normalizar la vida.
Son meritorios los logros conseguidos por esta película en un país en el que el Ministerio de cultura no apoya a la artes, entre las que se incluye el cine, que está hecho con el esfuerzo individual de francotiradores que sacan adelante las producciones teniendo que recurrir a exhibir sus films en universidades, lugares públicos al aire libre o entidades culturales porque apenas hay salas comerciales donde proyectarlas.
En cuanto a la producción hay recurrir al apoyo de múltiples países como se puede ver en la ficha técnica.
El resultado es un trabajo muy digno tanto por parte del director Mohamed Al-Daradji, que debutó con Ahlaam (2003), que obtuvo numerosos premios, que hace con este su segundo largometraje con los escasos medios de que ha dispuesto, como por parte de la pareja protagonista de actores no profesionales. La cinta merece ser apoyada.
Calificación: 6 puntos. ACEPTABLE