CRITICA "LA VIEJA DE ATRAS"
Nacionalidad: Argentina, Brasil, 2010. Dirección: Pablo José Meza. Argumento y Guión: Pablo José Meza. Fotografía: Carla Stella. Color. Música: Sergio Rojas. Intérpretes: Adriana Aizenberg, Martín Piroyansky, Marina Glezer, Rafael Sieg, Brenda Gandini, Atilio Pozzobón, Sonia Alvarez, Vadym Abramenko. Duración: 110 minutos. Estreno: 16 noviembre 2010. 36 Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
Por PACO CASADO
En un viejo bloque de pisos de la ciudad de Buenos Aires, en el 9º B, vive Rosa, una vieja de 81 años, viuda y solitaria, en un departamento de persianas bajadas donde no entra el sol, para que no le vean los vecinos, con los que apenas se relaciona, más que con la portera cuando se le estropea el vetusto ascensor, cosa que ocurre con demasiada frecuencia. En su soledad se ha vuelto desconfiada, huraña y taciturna, llena de manías y caprichos.
En el 9º A, vive Marcelo, un joven estudiante de Medicina, también solitario, sin dinero, ya que sus padres son trabajadores del campo en la Pampa y no lo pueden mantener, por lo que labora en los ratos libres que le deja la Facultad, para ganar algo de dinero para comer, pero debe varios meses de la vivienda.
Un día Rosa le propone a Marcelo que se vaya a vivir con ella, dándole también la comida, al saber que no puede pagar el alquiler de su apartamento.
La única prestación que le exige a cambio es hacerle compañía y compartir un rato de charla cada día, algo que no le perdona cuando no cumple con este compromiso.
Son dos almas solitarias, sin amigos, perdidas en la gran ciudad, dos mundos opuestos y distantes, dos vidas, una que está a punto de terminar y otra que recién empieza, que es difícil que puedan caminar juntas, por la distancia vital que las separa.
Pablo José Meza, director del que ya tuvimos ocasión de ver en su momento en el certamen onubense su primer film, "Buenos Aires 100 kilómetros" (2004), que no llegó a estrenarse en las salas comerciales españolas, vuelve con el segundo, y elige una realización un tanto atípica, con planos fijos, nada de movimientos de cámara, y casi siempre descuadrados, con el personaje situado en un lateral, el resto vacío y abusando de los grandes primeros planos, especialmente al comienzo de la cinta.
Durante la misma apenas pasa nada, sólo la vida cotidiana con la monotonía de días iguales, charlas intranscendentes en las que casi siempre habla ella en monólogos interminables mientras él escucha indiferente, en las que vamos conociendo algo más de los dos personajes cuyas vidas interesan bastante poco. Está también la búsqueda de trabajo y una efímera relación de Marcelo con una chica algo inestable, que rompe la anodina y corta historia.
El film resulta demasiado largo para lo que tiene que decir.
Lo mejor, es el buen trabajo de la veterana actriz Adriana Aizenberg como Rosa, muy contenida en su actuación, casi siempre con rostro enfadado y un inexpresivo Martín Piroyansky, en el papel del joven Marcelo.
Calificación: 5 puntos. MEDIANA