GOOD VIBRATIONS
Título original: Good vibrations. Nacionalidad: Irlanda, Inglaterra, 2012. Dirección: Glenn Leybum, Lisa Barros. Argumento y Guion: Colin Carberry, Glenn Patterson. Fotografía: Ivan McCullough. Color. Música: David Holmes. Intérpretes: Richard Dormer, Dylan Moran, Jodie Whittaker, Andrew Simpson, Adrian Dunbar, Mark Ryder, Kerr Logan, Killian Scott, Una Carroll. Duración: 99 minutos.
Por PACO CASADO
Tras ser seleccionada para inaugurar el festival de Karlovy Vary, llega a la sección oficial a concurso del Sevilla Festival de cine europeo 'Good Vibrations', segundo largometraje que dirige la pareja compuesta por el matrimonio de directores irlandeses Glenn Leybum y Lisa Barros que debutaron con 'Cherrybomb' (2009) que participó en el Festival de Berlín de ese mismo año.
El guion nos cuenta la historia de Terri Hooley, un pacifista militante de izquierdas, conocido por haber fundado a comienzos de los años 70 la discográfica 'Good Vibrations', siendo 'The Underston' uno de los primeros grupos con los que firmó un contrato de grabación, a pesar de no estar muy convencido de trabajar con ellos.
En esos momentos Irlanda del norte se hallaba en permanente conflicto entre protestantes y católicos, pero Terri no sigue el camino de sus amigos sino que monta en Belfast una tienda de discos viejos con el fondo de su propia colección.
Su locura por la música hará que después se convierta en una productora de vinilos de los primeros grupos de música punk underground de Irlanda.
El film se enmarca en ese género tan difícil de la biografía y más aún si se trata de algo relacionado con la música moderna más avanzada con la introducción de algunas canciones y conciertos y de fondo tiene el tema de las divergencias políticas que es lo que fundamentalmente querían mostrar su autores, pero haciéndolo de una forma original a través de la música. Lo que ocurre es que su pretensión queda muy de fondo y en cambio toma protagonismo Terri.
A pesar de su pacifismo unos grupos de militantes asaltarán su tienda y le propinarán una tremenda paliza lo que no le hará desistir de su empeño, pero no termina convirtiéndose en ningún héroe que acabe triunfando, precisamente.
La cinta tiene un cierto aire de nostalgia para aquellos amantes de la música que vivieran esos momentos en los que triunfaba en el Ulster el punk rock, mientras se mezclaba con el tema político de la rivalidad entre los creyentes de una religión y otra, que se debatían en un diálogo a base de los disparos y bombas, la represión y los tanques en las calles.
Como se dice en los créditos finales la productora tuvo una vida intermitente teniendo que cerrar en varias ocasiones y volver a abrir de nuevo al poco tiempo.
El guion nos resulta algo embarullado, lo que hace que cueste entrar en esta historia, pero tiene un mensaje optimista acerca de la esperanza de conseguir algo a base de tesón y entusiasmo.
En cuanto a la dirección nos parece funcional y sin fuerza.