(OUR CHILDREN)
Título original: Á perdre la raison. Título inglés: Our children. Nacionalidad: Bélgica, Luxemburgo, Francia, Suiza, 2012. Dirección: Joachim Lafosse. Argumento y Guion: Thomas Bidegain, Joachim Lafosse, Matthieu Reynaert. Fotografía: Jean-François Hensgens. Color. Música: Temas clásicos. Intérpretes: Niels Arestrup, Émilie Dequenne, Tahar Rahim, Stéphane Bissot, Mounia Raoui, Redouane Behache, Baya Belal, Nathalie Boutefeu. Duración: 111 minutos.
Por PACO CASADO
En el cine europeo cada vez más está de moda la coproducción entre varios países y en este caso la película que llega en esta ocasión a la sección oficial a concurso lo hace con cuatro países, Bélgica, Luxemburgo, Francia y Suiza con el nombre de 'Á perdre la raison', dirigida por el director belga Joachim Lafosse, del que ya tuvimos ocasión de ver en España su tercer largometraje, 'Propiedad privada' (2006), realizado con tan sólo 32 años que era un sangrante drama familiar.
El film que comentamos, quinto de su filmografía, pasó con anterioridad por el Festival de cine de Cannes 2012, por la sección Una cierta mirada, donde su protagonista femenina Émilie Dequenne consiguió el premio a la mejor actriz y está nominada a los premios de la Academia del cine europeo a la mejor actriz por este mismo papel.
Cuando Murielle conoce al joven marroquí Maounir pronto saben ambos que están hechos el uno para el otro y rápidamente desembocan en el matrimonio, del que será su padrino de bodas André Pinget, un conocido médico y protector del novio, que les ofrece su propia casa y vivir con ellos.
Los hijas van viniendo a continuación muy seguidas hasta cuatro de ellas lo que estresa a Murielle que llega a necesitar de asistencia psiquiátrica.
El guion se basa en un caso real que sucedió en la propia Bélgica, en la que está rodada la cinta, que se estudia las reacciones del matrimonio ante las distintas circunstancia que se le van presentando en la vida y que va haciendo que la alegría del inicio se vaya tornando cada vez en una situación que va del gris al negro más absoluto.
Su propio hogar se convierte en una terrible cárcel en la que se suceden los inconvenientes hasta llegar a un final trágico y tremendo que la puesta en escena sabiamente sugiere en lugar de mostrar, lo que hubiera empañado su interesante labor.
Las acciones están ilustradas por una buena selección de temas clásicos que subrayan cada momento de forma adecuada.
Esto da pie a Émilie Dequenne a hacer uno de los papeles dramáticos más intenso de su carrera por cuyo trabajo comprobamos que bien mereció el premio en Cannes y tal vez el del cine europeo aún por designar.
A su lado el excelente trabajo de un veterano actor francés como Neils Arestrup en el papel de Andrés secundado por Tahar Rahim, actor al que recordamos de El profeta que coincide de nuevo con Thomas Bidegain que fue el guionista de aquella película y que colabora también en el guión de ésta.