Las películas de Cecil B. de Mille ofrecían casi siempre unos grandes movimientos de masas. Por eso, muchos tacharon su cine de grandilocuente. Y algunos llegaron a decir que sólo había en él eso: mucha gente. En una ocasión él se defendió así: "En efecto, hay grandes masas en mis películas. Pero si se paran a verlas con un poco de atención, verán que también hay - aunque quizá en menor cantidad - talento". Y añadió "En menor cantidad, porque el talento no se contrata".