Se acuerdan ustedes de Eddie Cantor, el actor de los ojos desorbitados? Entre que los tenía, en efecto, desorbitados y que él los desorbitaba aún más, resultaban de un efecto hilarante. Y él les sacó un jugo tremendo. De eso trata la anécdota. Un día, alguien le dijo: "Bueno: usted, con otros ojos..." Y cantor respondió "Claro. Pero son mis ojos. Es como si se tratara de averiguar qué haría Chaplin sin gracia".